LA SANGRE DEL CORDERO

LA SANGRE DEL CORDERO

Estamos en la Semana Santa del año 2023. Han pasado tantos años del trágico acontecimiento de nuestra Redención; y seguimos igual que antes o peor, más refinados en el pecado, más inconscientes de nuestro actuar … ¿Saben lo que cuesta una sola gota de sangre de Nuestro Salvador? …

Ni idea tenemos que los responsables, no de una gota, sino de toda su Sangre somos nosotros … Seguimos azotando a la Víctima bendita, seguimos causando dolor a Nuestro Señor … Su precio es infinito, como infinito es su dolor; éste es directamente proporcional al amor que nos tiene.

El demonio no ha dejado de sugerirnos el pecado que es el instrumento de tortura del Redentor …

¡Ya basta! ¿No es suficiente 2000 años de tormentos? … Cada año se repite la Pasión … pero es la de siempre, la única y verdadera tragedia del Calvario. Todo por nuestros pecados; somos miles de millones de verdugos desde entonces … y no nos basta, queremos seguir inflingiendo dolor, vergüenza e indiferencia.

En este 2023 … ni siquiera creemos en Él, no lo poseemos, lo hemos desterrado del corazón, hemos claudicado de su amor y lo cambiamos por baratijas.

Él lo entregó todo por nosotros … hasta la última gota de su Sangre bendita. Nos la llevamos mintiendo, robando y matando a nuestros prójimos … El instrumento de su dolor es la política … ese caldo de pecados que envenena a los hermanos … Ésta, (la política), ha destruido a las familias, la tradición y sus costumbres, ha matado insistentemente a nuestros hijos y amenaza con acabar con la hombría y el valor de varones y mujeres… Nuestra ignorancia, indiferencia y conveniencia … no se rebelan ante tanta impostura.

Hemos perdido nuestro ser trascendente; sólo queda el "yo" engañado y pervertido, el perfil del traidor insensible.

¡Qué panorama el siglo XXI! Un desastre económico, ideológico y religioso … pobreza, confusión y desesperación … Esa es la cosecha de la indiferencia, y súmale además la guerra, el exterminio de tantos hermanos que hacen brotar de su cabeza coronada, el sudor y sangre de su amor.

¡Ya basta! … ¿Hasta cuándo le vamos a hacer caso al demonio? … ¿Hasta cuándo te vas a rebelar contra el verdugo que te hace cómplice de tu propio dolor? … Deja ya … ¡Conviértete y cree en el Evangelio!

¡Despierta, tu salvación está en juego!