VIACRUCIS

VIACRUCIS

En tiempos de cuaresma, es natural que los católicos entremos en un modo de reflexión. El tema es el camino al calvario, conocido como Viacrucis, o sea, camino de la Cruz, que es poner a consideración de nuestro intelecto, el incomprensible camino que Dios escogió para nuestro rescate.

El sentido común se revela antes del sacrificio de amor … y más, si viene de un Dios creador y sostenedor de las cosas … El pensamiento que nos acosa es ¿por qué nos dio el libre albedrío, en lugar de habernos hecho impecables?… ante esto, no cargaríamos con la culpa del pecado.

Hay que entender que somos hechos a imagen y semejanza de Dios … Dios es libre, esta libertad nos la otorgó, primeramente, para que seamos libres de amarlo, sin ningún intercambio ni amenazas.

A Dios se le ama en libertad, y por esta libertad nos sometemos libremente a "las cadenas" de la obediencia de su Ley.

En el Viacrucis, Él se sometió libremente a la muerte por nosotros, por nuestros pecados, a sufrir horriblemente una muerte de Cruz, y principalmente, para redimirnos del pecado original donde se nos cerrarían las puertas de la Gloria.

Todo esto pudo haberlo evitado al habernos creado impecables … pero es más cara para Dios, la libertad.

Así con el ejemplo del Viacrucis, nos dice que la conquista de la Gloria en la eternidad no es poca cosa … es lo que más importa.

No hay negocio en la tierra que tenga más valor que la salvación.

En estos tiempos de cuaresma, es muy común ver imágenes en las redes sociales que nos recuerdan que nada de lo que poseemos nos lo llevamos a la hora de la muerte. Que todos nuestros esfuerzos bienes y propiedades se quedarán en el mundo para que lo disfruten otros que no les costó amasarlos.

Así es la vida, cuando llegue tu hora tendrás que abandonar, sí o sí, todo lo que tengas; lo único permitido por la aduana al más allá son las obras pías que hayas hecho en vida.

Así que, en vez de atesorar, reparte entre los que amas y aún, a los que no quieres, tus logros y dineros, para ir con estas obras de misericordia y que atenúen el mal que hayas hecho. Que el sufrimiento, incomprensión, tristezas y dolor sólo sean un pálido reflejo de lo que sufrió Jesús por nuestros pecados …

Así que une tus tristezas y dolores a la Cruz de Cristo para que el mérito de la entrega a los demás, rinda fruto en el más allá.