OBSCENA Y MENTIROSA DICTADURA

OBSCENA Y MENTIROSA DICTADURA

A mediados del siglo XX, el mundo de la postguerra aplaudió el nacimiento de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) porque en ella veía la esperanza de paz y orden entre todas las naciones. Y hasta la fecha, la inmensa mayoría de los habitantes del planeta, por una ingenuidad con sabor a ignorancia, sigue creyendo en los hermosos discursos que se pronuncian en la tribuna y convenciones de la ONU, y que dejan escritos en documentos cuya lectura resulta "confortante y esperanzadora", por la sobreabundancia de atrayentes palabras como: paz, desarrollo, libertad, derechos, salud, fraternidad, seguridad, etc., etc., etc.

Si nosotros nos quitáramos las vendas que ellos mismos nos han puesto en los ojos, supiéramos el verdadero significado de estas expresiones y concluiríamos que detrás de estos dulces clichés, esconden el veneno.

En el presente artículo intentamos develar (para otros, nada nuevo), apenas algunos de esos engaños.

La ONU tiene décadas hablando sobre los "derechos reproductivos" de la mujer. Muchos ingenuos, decíamos, creen que estos derechos se refieren a los derechos de la mujer a casarse, a tener los hijos que desee y en qué tiempos; a recibir la información y atención médica y/o legal que requiera, entre otras cosas.

El lenguaje de la ONU, como muchos organismos de poder (políticos, económicos, sociales, educativos, etc.) usan, para sus propósitos e intereses, un lenguaje bonito, atractivo, ambiguo, con generalizaciones, con doble interpretación, accesible para todo público y de cualquier ideología, con palabras amables y esperanzadoras, etc.

Sin embargo, sus verdaderos propósitos son ocultos, encriptados y… ¡exactamente contrarios a las palabras que dicen! Por ejemplo:

-Si hablan de "derechos", se refieren ya no sólo a la posibilidad de hacer lo correcto, sino a la obligación de hacer lo que la ONU está sugiriendo o permitiendo, por inmoral que sea. Es decir, hoy, la palabra "derecho", es una obligación impuesta arbitrariamente.

-Si hablan de "derechos reproductivos", se refieren exactamente a lo contrario, a los métodos para no concebir, no fecundar, no procrear, no tener hijos. Por eso promueven y/o imponen en todo lugar, modo o circunstancia, a toda hora, y con tanta vehemencia, cualquier método anticonceptivo.

-Si hablan del "derecho a la vida", hablan de conservar la vida a los que ya nacieron (si son sanos y útiles), pero no a los no nacidos, porque, para ellos, los fetos humanos son cualquier cosa desechable; y si son "algo" con vida, sus propias madres tienen todo el derecho del mundo para matarlos, porque la ONU y las leyes avalan o garantizan el derecho al aborto.

-Si hablan del "derecho al desarrollo de los países subdesarrollados", hablan de que éstos deberían librarse de la interferencia de los países que antiguamente los colonizaron (por cierto, varios de ellos de "primer mundo", son ahora los más dominados por el globalismo anticristiano). Entonces, la supuesta promoción de la ONU para que los países pobres se "descolonicen", es para que éstos terminen sometiendose al nuevo colonialismo ejercido por la élite global cuyo rostro es la misma ONU. Así, los países "pobres", que por fortuna conservan honestas y ancestrales costumbres, ahora deben poner sus espaldas ante el látigo de la "ideología de género" y de todas las aberraciones psico-biológicas a favor del homo, transexualismo, pederastia, sexo consensuado, etc.

Estos derechos, que la ONU cacaraquea en los últimos foros internacionales, son imposiciones inhumanas e inmorales que los tribunales internacionales, a través de decretos o leyes, imponen por encima de la soberanía de las naciones.

Ante esta atroz injusticia, los países de herencia cristiana, y si no, los cristianos de todo el mundo, deberíamos rechazar en nuestros hogares, escuelas, universidades e instituciones, la obscena y mentirosa dictadura de la ONU.