MEDITACIÓN ANTE EL PESEBRE

MEDITACIÓN ANTE EL PESEBRE

Hincado de rodillas, contemplo la imagen del Niño Dios recién nacido ... Me imagino lo que sintió San Francisco de Asís al construir su primer "Nacimiento".

Pasando por encima de la materia de Nuestro Niño (yeso, madera, resina) la imagen modelada por un artista, nos conmueve el alma ... porque conocemos el doloroso destino que le espera al Dios Encarnado.

Desde su nacimiento hasta sus 30 años, vivió sometido a sus padres, la Virgen María y el casto San José ... trabajando en la humilde carpintería donde se hacían sillas, mesas y arados en Nazareth.

Pero luego de los 30 a los 33, inició y dio fin a su ministerio, que fue redimir a los hombres por medio de su Dolorosa Pasión y Muerte; resucitar y fundar su Iglesia que cumple casi 2000 años de vida y que es a la postre, la Institución viva más antigua y nueva de la Historia ... fundadora y constructora de una civilización que ha confiado en ella para la salvación y dar Gloria a Dios en el Cielo.

Este pequeño Niño, tan tierno e inocente, fue criado por sus padres como todos los niños de su época ... pero a diferencia de los demás ... era Dios y fue enviado para salvar a la humanidad.

La ternura que emana del pesebre se convirtió en dolor y el pesebre, en el patíbulo por culpa mía.

¡Aquí no repartimos culpas! ... Es por mí, que este pequeño infante murió en una cruz, por mi culpa, por mi culpa ... por mi grandísima culpa.

Perdón pequeño Niño, por no haber podido protegerte de mis pecados ...

¡Feliz Navidad ... porque ha nacido el garante de mi salvación!