MAYO, MES DEL VERDADERO AMOR

MAYO, MES DEL VERDADERO AMOR

Hoy se dice que febrero es el mes del amor… Sí, para los que les gusta celebrar más, según el mundo. No está mal celebrar al sentimiento más hermoso que pueda experimentar el corazón pero, por desgracia, muchos confunden la fiesta de San Valentín con regalos y placeres más obsequiados por el compromiso social y por la inercia del consumismo que por la espontaneidad con que suele manifestarse el afecto y el amor sincero.

Si se trata de hablar del amor más generoso, es al mes de mayo al que le corresponde con más propiedad porque es cuando celebramos dos de las vocaciones más representativas del amor desinteresado: la maternidad, el día 10, y la docencia, el 15.

Porque ¿en qué consiste el verdadero amor?... Sin pretender definirlo tan elevadamente como lo merece, en vista de que el amor es lo más hermoso que puede existir en esta y en la otra vida, diremos que consiste en que una persona le prodigue a otra, todos los bienes posibles, aun a costa del propio sacrificio. Así entendido el amor, decimos que amar es entregar al ser amado todo aquello que abone a su perfección como persona… sin esperar algo a cambio, muchas veces, ni las gracias.

Esto es lo que suelen hacer las buenas mamás: dedicarse a proteger, asistir y educar a sus hijos, dándoles lo mejor de sí, para que ellos sean cada vez mejor, para que se superen a sí mismos cada día. No hay mejor definición de una madre que la que hizo un fraile en una película inmortal: "¡es aquélla que lo da todo!".

¿Y qué decir de los buenos maestros? Porque sí los hay todavía, y a los que debiéramos rendir un merecido homenaje, por lo menos con la eterna gratitud, por la entrega que hacen día a día de sí mismos para formar a otros a través de sus conocimientos, su ejemplo, su autoridad, empatía y paciencia. Los buenos maestros son como nuestros segundos padres. ¡Honremos como tales a quienes han sabido ganarse tan noble título!

Pero mejor muestra del verdadero amor es quien es su encarnación femenina. Me refiero a la Mujer bendita entre todas las mujeres, a la Santísima Virgen María, cuya Fiesta celebramos el día 31, como María Reina o Medianera de todas las Gracias. Ella, la creatura más pura, sólo podía irradiar lo que contenía su Corazón Inmaculado: el más puro de los amores, el amor a su divino Hijo. Un amor extraordinario, el máximo amor entre los humanos, al haber recibido al Dios-Hombre en su seno, como la "Esclava del Señor" y por haberlo entregado a Dios Padre como la Madre más martirizada cuando aceptó su muerte, ¡con tal que nos salvara a nosotros!...

¡Benditos los que saben amar!