“¡SEÑOR, ENSÉÑAME A PERDONAR!”
¡Cuán ininteligible nos suena la palabra "perdón!, sobre todo para quienes nos preciamos de ser medio intelectuales; no porque el perdón en sí raye en aberración, sino en cuanto resulta extraño este concepto a la dialéctica humana.
Dios, infinitamente Sabio, trasciende toda lógica del hombre porque siendo Él la Idea Suprema, es esencialmente la Bondad misma, el Bien Infinito, la expresión máxima del Amor: Deus Charitas est (I Juan, IV, 16).
Así las cosas, la razón humana, tan idolatrada por los librepensadores de todos los tiempos, palidece ante la refulgencia cegadora de la Verdad Absoluta y se desfigura ante la Belleza Increada.
Entonces, la racionalidad humana y sus juicios padecen de tantas tinieblas cuanto más se alejan de la Luz, del Pensamiento y Palabra divinas, del Verbo Encarnado que es Cristo.
¿Qué es amar?... ¿Qué es perdonar?... Cualquier definición que no sea Cristo mismo, resulta incompleta ... ¿Amar, renunciando a mi propio bienestar?... ¡Eso es irracional!... ¿Perdonar, renunciando a mi propia dignidad?... ¡Eso es inaudito!
El amor humano y las disculpas por urbanidad, terminan siendo una caricatura del Amor y del Perdón sobrenatural. Porque sólo al contemplar a Cristo crucificado, podremos impávidos balbucear: ¡Así se ama! ¡Así se perdona! ... Así se ama... ¡hasta la última gota de sangre! Así se perdona: "Señor, perdónalos -a los que me matan- porque no saben lo que hacen".
¿Hay lógica humana para perdonar a aquél que nos calumnia, nos hiere, nos mata en el alma y en el cuerpo? ¿Hay lógica humana en el perdonar ante tamaña injusticia?... ¡No!, diríamos, merece castigo, la cárcel, la muerte. Para el culpable, ¡el rigor de la justicia!, gritaríamos. Pero si fuéramos nosotros o nuestros hijos los culpables, ¿no apelaríamos clemencia? ...Sobre la lógica humana prevalece la misteriosa lógica divina: misericordia para el que se arrepiente.
Los autores intelectuales y materiales de la muerte de Cristo, los deicidas, merecieron también un terrible castigo, larga cárcel y muerte ignominiosa... ¡y fueron perdonados los que, viendo a la Verdad encarnada, se arrepintieron, como Longinos!
Estimado lector: tus enemigos hoy en 2022 ¿son tan malvados como los que odian a Cristo?... Pidámosle a Dios para que nuestros enemigos vean su maldad y se arrepientan, y también por nosotros, ¡para que nos enseñe a perdonar!