"MIS HIJOS NO QUIEREN HIJOS"

En las últimas semanas, escuché de varias amigas de la infancia, que sus hijos ya "sazoncitos" para casarse, no quieren ni casarse, y menos tener hijos…¡que les basta tener perros!
Entiendo que cuando uno es muy joven, quizá menor a los 20 años, se pueda sentir temor de adquirir un compromiso y responsabilidad que terminará hasta la muerte, como lo es el Matrimonio, pero ¿temer tanto a formar una familia cuando has rebasado los 30 y tienes un trabajo seguro?...
Realmente nos hemos quedado sorprendidos de que nuestros jóvenes sientan ese excesivo temor. Sabemos que se teme a lo desconocido y a cualquier responsabilidad mayor, pero pensemos: ¿qué es la vida, sino eso mismo?... Todos tememos un poco al futuro, por cierto, siempre "presente", porque es incierto. Y también, las responsabilidades, trabajos y angustias, por cualquier razón nos pueden inquietar pero, ¿alguien en esta vida puede librarse del temor a lo desconocido?...
Formar una familia puede producir el mismo temor que siente el recién graduado que va a iniciar a ejercer su carrera o el emprendedor ante su próximo negocio. Pero estos temores se pueden eliminar o disminuir con tres palabras mágicas que constituyen las Virtudes más altas: Fe, Esperanza y Caridad. En un sentido, entre sobrenatural y natural, estas tres columnas nos darán fuerza y convicción para formar una familia y darle un sentido verdaderamente trascendental a la vida de un hombre y de una mujer; más trascendental que dedicar su vida a cuidar a un lindo perrito.
La Fe, te ayudará a creer que un hijo (por ser racional e hijo de Dios) vale inmensamente más que una mascota. Pero, sobre todo, te convencerá que, si haces las cosas como Dios manda, su amorosa Providencia siempre te ayudará.
La Esperanza te animará a confiar a que, a pesar de las dificultades, habrá alegrías y satisfacciones, infinitamente mayores que el hecho de que un animalito te reciba en casa moviendo su colita. Pero, sobre todo, la Esperanza te hará esperar en el premio eterno que Dios tiene preparado para los que hacen Su Voluntad.
La Caridad te impulsará a amar a la que aceptó entregarse a ti por amor. Una voluntad amorosa y libre es el mejor regalo de la vida. Pero, sobre todo, Dios pagará con un amor eterno, multiplicando por 100 cada acto de amor que hiciste por tu familia.
¡Haz que tus hijos se sientan amados! Sólo así nacerá en ellos el verdadero y más profundo amor, el que se ofrenda al Padre más bondadoso que existe, y por Él, a los hijos, que son la mayor bendición y alegría en una familia.
¡Ayuda a que tus hijos quieran tener hijos!