LAS COSAS BUENAS DE LA VIDA

Si buscas en el menú del diario vivir, haz cosas buenas por encima de la medianía imperante. Una cosa buena de la vida es el saludo sincero, aquél que se da desde el sentimiento ajeno a la maldad; luego, viene muy temprano un buen café que estimula el diálogo con vapores celestiales; este aroma, realmente, es una buena cosa.
Luego, si estás en la oficina, vienen los intercambios en temas profesionales, como la planeación, definición de metas y objetivos para alcanzar cosas buenas, con transparencia y sin dobleces. O un simple comentario sobre una anécdota o poema. Esto es la vida y no entendemos cómo es la vida al ritmo de una rima.
Luego viene un buen bocado, por decir uno, el focaccia, que es un bocadillo de sabor celestial, con un aderezo sublime que realza el queso y el jamón serrano… mmm… Esto es cosa buena.
Decir que las bebidas alcohólicas son cosa buena, es mentira, con algunas salvedades, por ejemplo, una buena copa fría de Asti espumoso… Así debe saber el Paraíso, por lo tanto, es cosa buena.
Pero aún mejor entre las cosas buenas, es un buen libro, que enaltezca el espíritu y que su lectura te deje temblando de felicidad; un libro de ésos que deseas que nunca se acabe.
Y, por fin, la mejor cosa de la vida es un beso, con la calidad del Evangelio, que te transporte al Paraíso…
Esto, señores, ¡es cosa buena!