
España insiste en incluir el aborto como derecho constitucional

Según ha informado el Ejecutivo, propondrá una reforma de la Carta Magna para incluirlo como derecho. Aunque no ha ofrecido muchos detalles sobre cómo pretende hacerlo, sí ha adelantado que utilizará el procedimiento ordinario, que exige una mayoría cualificada de tres quintos en cada una de las Cámaras. Para ello, necesitará el apoyo del Partido Popular, que ya ha dicho que no lo dará.
(InfoCatólica) Al optar por esta vía de reforma constitucional, no se incluiría como derecho fundamental. Lo más probable es que se incorporara dentro del Capítulo III del texto constitucional, que regula los principios rectores de la política social y económica.
El Gobierno también ha anunciado que quiere impedir que las mujeres que vayan a abortar «reciban información falsa o sin evidencia científica», en respuesta a la intención del Ayuntamiento de Madrid de informar sobre el denominado «síndrome postaborto» (*).
Para ello, el Ejecutivo de Pedro Sánchez quiere reformar la ley que regula el aborto, incluyendo una cláusula que garantice que la información que se facilite a la mujer antes de un aborto esté avalada por la Organización Mundial de la Salud o por la Asociación Americana de Psiquiatría.
No es una iniciativa nueva
Sumar ya propuso reformar el artículo 43 de la Constitución para blindar el aborto en la Carta Magna. Lo hizo el pasado mes de febrero, coincidiendo, en su caso, con un escándalo que afectó a su línea feminista: las acusaciones de acoso sexual contra Íñigo Errejón.
El PSOE, por su parte, en su último Congreso Federal celebrado en Sevilla, ya incluyó en su ponencia marco la reforma constitucional para incorporar este derecho.
Desde Moncloa subrayan que, con el blindaje constitucional del aborto, España se convertiría en el segundo país en hacerlo, después de que Francia adoptara la misma medida el año pasado. «En un contexto global de ofensiva contra los derechos, España da un paso más para consagrar la libertad y la autonomía de las mujeres para decidir sobre sus vidas», afirman.
El PP dice no
Según informa El Mundo, «al PP le parece lo que dice el PSOE lo que al PSOE le parecía lo que decía Sumar». Es decir, el PP descarta reformar la Constitución para incluir el derecho al aborto, igual que los socialistas lo descartaban hace apenas un año y medio. Génova contesta a la propuesta del Gobierno con un sonoro portazo: «No le vamos a ayudar en esa estrategia y por tanto el debate termina aquí».
«No dejaremos que la izquierda reabra debates ideológicos para tapar su falta de gestión y la corrupción de sus gobernantes. Y menos cuando en su escalada de irresponsabilidad ha desprotegido a las mujeres más vulnerables, a las que sufren la lacra de la violencia machista», justifican fuentes de Génova, que adelantan un rechazo total a la propuesta lanzada este viernes por La Moncloa.
(*) Sí existe el trauma post-aborto
Existen numerosos estudios médicos que han investigado la depresión post-aborto en mujeres que optan por un aborto inducido. La evidencia científica es variada, con revisiones sistemáticas y meta-análisis que reportan una prevalencia global de depresión post-aborto alrededor del 34,5% (IC 95%: 23,34-45,68), aunque esta cifra varía según la región geográfica, el nivel socioeconómico y el diseño del estudio. Por ejemplo, la prevalencia es mayor en Asia (37,5%) y en la región del Mediterráneo Oriental de la OMS (43,1%), así como en países de ingresos medios-bajos (42,91%). Sin embargo, estudios longitudinales de alta calidad indican que no hay un riesgo aumentado de depresión o trastornos mentales en comparación con mujeres que no abortan o que continúan el embarazo, enfatizando que la mayoría experimenta alivio y oportunidades de crecimiento personal.
Una revisión crítica de la literatura concluye que, pese a limitaciones metodológicas en algunos trabajos, la mayoría de las investigaciones no encuentra secuelas psicológicas adversas a largo plazo, como trauma crónico. No obstante, un subgrupo minoritario de mujeres sí presenta distress emocional, incluyendo depresión, influido por factores de riesgo específicos. Estos incluyen edad joven (adolescencia), nuliparidad, procedimientos en el segundo trimestre, religión católica, falta de apoyo de familiares o pareja, coerción en la decisión, ambivalencia y estilos de afrontamiento evitativos.
En cuanto a comparaciones entre métodos, un estudio retrospectivo encontró una prevalencia general del 27,1% de depresión post-aborto, con tasas más altas en abortos quirúrgicos (34,3%) que en médicos (22,8%). Otro análisis reciente en mujeres en primer trimestre reportó prevalencias más bajas: 15,6% de síntomas depresivos y 18,8% de estrés percibido alto, asociadas a historia previa de aborto, bajo apoyo social y motivos sociales para el procedimiento. En resumen, aunque la depresión post-aborto ocurre en una proporción significativa de casos según revisiones transversales, la evidencia longitudinal sugiere que no representa un riesgo incrementado generalizado, sino que depende de factores preexistentes y contextuales. Se recomienda el asesoramiento psicológico pre y post-aborto para identificar y mitigar riesgos en mujeres vulnerables, promoviendo el apoyo emocional y el seguimiento integral.
Todos esos estudios pueden encontrarse en National Library of Medicine