EL PLACER DE COMPARTIR
Uno de los grandes placeres de la vida ... es el compartir ... ¡y qué mejor que alrededor de una mesa! ... donde lo que se comparte es el pan y la sal.
No sólo se comparte el alimento sino que también el pensamiento y las ideas ... los logros y fracasos ¡y, qué mejor, que si lo haces con personas afines a tu sentir!
Es un agasajo cuando las ideas fluyen y enmarcan una iniciativa, un logro o por que no, una ocurrencia.
Resulta que los que saben eso ... el compartir adquiere una visión más completa de la realidad, se toma el pulso social, personal y político de las cosas, y comprendes mejor a los que te rodean ... Tampoco hay que abusar; si de las viandas brincas a las bebidas (que es una costumbre saludable), que éstas sean limitadas, porque lo que era una charla animada se convierte en una polémica, cuando surge la necedad de las bebidas.
Todos deberíamos de compartir a diario con personas diferentes ... se enriquecería el mundo con el tráfico de las ideas.
Lo más saludable, es decir ... ¡salud! ... cuando los que te rodean son personas a los que amas, es el fenómeno de las fiestas familiares, de amigos y de los encuentros comerciales. Hay negocios que sólo se firman después de comer, con un dulce vino de postre.
Las personas por la alegría del comer, se abren a la comprensión y se facilitan las operaciones. Hay una canción que he escuchado durante la Misa y dice:
Alrededor de tu mesa, venimos a recordar
Que tu palabra es camino, tu cuerpo, fraternidad.
Que tu palabra es camino, tu cuerpo, fraternidad.
Pues bien, aún en los encuentros sagrados alrededor de una mesa, se logre la comunión con Dios y con el prójimo que es un hermano ... ¡alrededor de una mesa!