California retira figura emblemática de San Junípero Serra

10.11.2025

La demolición de la estatua del misionero franciscano junto a la autopista Interestatal 280 ha desatado un nuevo enfrentamiento entre las autoridades estatales y la Iglesia católica. Monseñor Salvatore Cordileone denuncia que no fue consultado, mientras la administración californiana alega razones técnicas para justificar la medida.

(Zenit/InfoCatólica) En el complejo diálogo que California mantiene entre fe, historia e identidad, una nueva controversia ha surgido tras la demolición de una figura emblemática: la estatua de 6,7 metros de San Junípero Serra que durante décadas se alzó junto a la autopista Interestatal 280. El Departamento de Transporte del Estado (Caltrans) justificó su retirada como una medida técnica, pero la decisión ha adquirido un significado más profundo, al convertirse en símbolo de desconfianza entre las autoridades civiles y la Iglesia católica.

El arzobispo de San Francisco, monseñor Salvatore Cordileone, cuya arquidiócesis incluye numerosas misiones fundadas por el santo franciscano en el siglo XVIII, aseguró que la medida le tomó por sorpresa. En declaraciones al Register, rechazó como «falsa» la afirmación del Gobierno estatal de que se le había notificado con antelación. «Dijeron que consultaron con organizaciones religiosas, pero no nos consultaron a nosotros. Fuimos completamente excluidos», señaló. «Una vez más, las instituciones de California tratan a la Iglesia como un problema en lugar de como un aliado. Mienten, discriminan y nos niegan la voz».

Por su parte, Caltrans afirma que contactó con quince entidades antes de la demolición, aunque la arquidiócesis insiste en que no recibió llamada, carta ni convocatoria alguna. Las solicitudes de documentación remitidas por la Iglesia no han obtenido respuesta. Un correo electrónico filtrado al Register confirmó además que la estatua, en pie durante casi medio siglo, no fue trasladada, sino destruida por completo, al considerarse que su estructura era demasiado compleja para su desplazamiento.

La figura de San Junípero Serra —el fraile franciscano que recorrió miles de kilómetros a pie fundando misiones en la California española— continúa generando debate. Canonizado por el Papa Francisco en 2015, es venerado por muchos católicos como un misionero incansable y defensor de los pueblos indígenas. Sin embargo, algunos sectores lo consideran símbolo de un sistema colonial que oprimió la cultura y la autonomía de las comunidades originarias. Esa tensión histórica, más de dos siglos después de su muerte, sigue viva en la sociedad californiana.

En los últimos años, varias estatuas del misionero han sido retiradas o destruidas en medio de discusiones sobre justicia racial y memoria histórica. Para el arzobispo Cordileone, la reciente demolición representa «otro ejemplo de intolerancia avalada por el Estado». «¿Por qué borrar a un hombre que protegió a las mismas personas a las que se le acusa de dañar?», se preguntó. «Si ya no podemos distinguir entre un héroe con defectos y un opresor, perdemos la capacidad de discernir la verdad histórica».

La estatua demolida fue construida en 1976 por el contratista católico Louis DuBois, coincidiendo con el bicentenario de Estados Unidos. Durante casi cincuenta años, la figura de Serra, orientada hacia las antiguas misiones del Pacífico, simbolizó el origen espiritual de California. En su base estaban grabados los nombres de las nueve misiones fundadas por el fraile, que dieron lugar a ciudades como Los Ángeles, San Diego y San Francisco.

Desde la década de 1990, diversas voces indígenas comenzaron a cuestionar la presencia del monumento en terrenos públicos. Gregg Castro, líder de la nación Ramaytush Ohlone, declaró al Register: «Nuestros antepasados perdieron la vida, su lengua y su cultura». Su organización pidió la retirada del monumento alegando que vulneraba la separación entre Iglesia y Estado. Aunque no se celebró ninguna audiencia pública, Caltrans siguió adelante con la medida. «Me mantuvieron informado», dijo Castro, «pero no querían otro debate público».

La polémica sobre el legado de Serra no es nueva. En 2021, la legislatura de California aprobó sustituir su estatua en el Capitolio estatal por otra dedicada a los pueblos indígenas locales. En aquel momento, los arzobispos Cordileone y José Gómez, de Los Ángeles, publicaron en The Wall Street Journal un artículo en defensa de Serra, al que describieron como «un hombre que denunció el abuso y defendió la dignidad de las mujeres y los hombres indígenas».

El historiador Robert Senkiewicz, coautor de la biografía Junípero Serra: California, los indígenas y la transformación de un misionero (2015), considera que el legado del santo refleja tanto idealismo como contradicciones. «Él creía sinceramente que estaba salvando almas», explicó. «Pero también creía que la salvación requería civilización: la civilización europea. Intentó proteger a los pueblos indígenas de los peores abusos del sistema colonial, aunque actuaba dentro de él».

Andrew Galvan, católico ohlone de 70 años y conservador de la Misión Dolores, sostiene que la figura de Serra debe entenderse con equilibrio: «Era un buen hombre en una mala situación», afirmó. «He dedicado cuarenta años a estudiarlo y a contribuir a su canonización. Entiendo que se critique el sistema, pero no se puede arrebatarle su santidad».

Mientras California revisa su patrimonio histórico, el destino del legado de San Junípero Serra sigue abierto. Para el arzobispo Cordileone, el asunto trasciende lo simbólico. «Esto no es un mero debate histórico», concluyó. «Se trata de si la verdad aún importa en la vida pública o si la hemos entregado a la ideología». 

Fuente: https://www.infocatolica.com/?t=noticia&cod=53797