
Advierten sobre profanación de la Basílica del Valle de los Caídos en proyecto renovador

Los expertos advierten sobre un acceso condicionado a través de un centro de reinterpretación, la transformación del vestíbulo y alteración del recorrido litúrgico y sus consecuencias canónicas y pastorales.
(InfoCatólica) Ayer, en la inauguración de la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española, CEE, la profanación y desfiguración de la Basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos fue «el elefante en medio de la habitación».
Tras la publicación del fallo ganador que despertaba muchas inquietudes sobre el destino de algunas esculturas, una vez conocidos los detalles queda patente que la desfiguración rompe con la función primaria de la Basílica.
En la anterior Asamblea el secretario general de la Conferencia Episcopal Española, monseñor Francisco César García Magán, aseguró que la Iglesia respalda sin fisuras la actuación del cardenal Cobo, arzobispo de Madrid, en la cuestión de resignificación del Valle de los Caídos.
No hubo tampoco ninguna fisura entonces cuando se supo que habían entregado la cabeza del hasta entonces Prior de la Abadía, Dom Santiago Cantera, forzándole a irse y a violar el voto de estabilidad.
Con respecto al proyecto ganador, que profana y desfigura la basílica, la radio de los obispos ante la alarma de los fieles y en defensa del arzobispo de Madrid, titulaba y divulgaba que «El proyecto para la resignificación del Valle de los Caídos respetará, en principio, los acuerdos alcanzados entre la Iglesia y el Gobierno». ¿Qué acuerdos?, ¿la COPE conoce el texto de los acuerdos?, ¿quién lo firma?
Es inevitable que en estas fechas que se cumplen aniversarios de la epopeya cristera muchísimos católicos están preocupados, y más con las referencias a 'los acuerdos'. Los «Acuerdos del 29» que pusieron fin a la defensa de la libertad de los católicos en México fueron una traición propiciada por obispos y la Santa Sede. Una vez desarmados los cristeros fueron masacrados. El Papa Pío XI lloró cuando conoció las consecuencias de aquel bienintencionado pero funesto acuerdo. Pero ya no hubo nada que hacer. Hubo que esperar mucho tiempo para sanar las heridas dentro de la Iglesia en el país.
En el caso del Valle de los Caídos, la majestuosa Cruz visible desde una gran proporción de la provincia, será un perpetuo recuerdo de las actuaciones de unos y otros, y de también de las omisiones.
El «proyecto» de desfiguración del Valle de los Caídos preocupa
En opinión de especialistas consultados por este medio que han analizado en detalle, la propuesta el proyecto seleccionado para intervenir en el entorno de la basílica ha generado alarma por las modificaciones estructurales y funcionales que plantea en el interior de la basílica, toda vez que atenta contra la libertad religiosa de los fieles, y la sacralidad e inviolabilidad de los templos.
La propuesta prevé que la entrada al templo se realice únicamente a través de un corredor subterráneo, integrado dentro de un futuro centro de reinterpretación política e ideológica, que se levantaría frente al edificio religioso.
Según la documentación difundida, este corredor partiría del interior de ese nuevo espacio museístico, concretamente de un área circular concebida para acoger performances y expresiones artísticas vinculadas a la memoria histórica. Desde allí se accedería a una escalera soterrada que desembocaría en el centro del vestíbulo de la basílica, un espacio que forma parte integrante de la planta sagrada del templo.
La transformación del vestíbulo en un área desligada de la nave principal y destinada a actividades de carácter no religioso, como puntos de reunión, zonas de descanso o pequeños auditorios; supondría su profanación y la desaparición del espacio exterior necesario en todo templo católico para el desarrollo de actos litúrgicos y devocionales.
En coherencia con esa reorganización, la puerta principal del templo sería desplazada hasta el límite entre la nave central y el vestíbulo, desvinculándolos completamente, y alterando en consecuencia el recorrido tradicional de entrada. Es evidente que esta ruptura constituye una profanación de una parte de un espacio sagrado.
Según esas mismas fuentes, por ello, estas modificaciones tendrían consecuencias especialmente graves en el plano canónico y pastoral:
- En primer lugar, quienes acudieran al templo estarían obligados a atravesar el conjunto museístico exterior, con su correspondiente carga simbólica e interpretativa, de carácter político e ideológico.
- Además, se impediría el desarrollo de la secuencia litúrgica habitual que, en condiciones ordinarias, se despliega desde el exterior hacia el interior de un templo católico, particularmente en el atrio y el vestíbulo, que forman parte inseparable del espacio sagrado. Su supresión imposibilitaría prácticas habituales como entradas y salidas solemnes en procesiones, celebraciones nupciales, Vía Crucis, ritos previos a la Eucaristía o celebraciones tradicionales como las del Corpus Christi, la Vigilia Pascual o el Domingo de Ramos.
- Esta transformación del vestíbulo lo privaría de su función religiosa, al dejar de estar integrado en la zona consagrada del templo. El culto quedaría relegado a las zonas interiores, sin otra vía de acceso o salida que el pasadizo subterráneo.
- A ello se suma la incertidumbre sobre las posibles intervenciones museográficas que se quieran introducir en el interior del templo, que podrían entrar en conflicto con su condición de espacio sagrado; y el riesgo de generar un precedente que permitiría a las administraciones redefinir libremente la configuración de otros lugares de culto dedicados.
No obstante, se considera que en vista al proyecto publicado, no sería complicado en términos arquitectónicos compatibilizar la sacralidad de la planta con las actuaciones planeadas para el exterior. Entre esas modificaciones se incluyen la creación de un acceso autónomo, el mantenimiento de la puerta principal en su ubicación tradicional entre atrio y vestíbulo, la recuperación del espacio necesario para que el atrio cumpla su misión y la preservación del vestíbulo con su función original, asegurando la continuidad del conjunto consagrado.

