¡ HOMICIDA !

¡ HOMICIDA !

Este orgulloso y angelical envidioso, al "conocer" los planes de Dios para la Encarnación de la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, exclamó: "¡Non serviam!".

Este grito trascendió la eternidad y es el origen de todos los males que agravian a la humanidad.

Desde antes de la creación del mundo visible, este soberbio personaje es y ha sido la antítesis del Amor, ya que se ha opuesto a los designios de Dios para desfigurar a su máxima creación: el hombre.

Él es el responsable de la caída de Adán, un pecador que fue el origen biológico de la humanidad; él inspiró a Caín para matar a Abel, fue homicida desde el principio. Él pervirtió a los pueblos anti diluvianos para que fueran barridos por las aguas.

En la época post diluviana, fue el que sugirió al hijo menor de Noé para burlarse de él. Cam fue maldecido por Noé: "¡Maldito sea Canaán! Será de sus hermanos el más bajo de sus esclavos".

Así las cosas, en la antigüedad, este "Non serviam" ha ido resonando a través de los siglos inflamando el odio a la Ley de Dios. Este grito se ha institucionalizado a través de la Historia, creando una fundación contra Dios y contra los hombres.

En nuestros días, esta fundación milenaria se llama "Masonería", "Cabal", "Illuminatis", "Bilderbergs", "Comunismo", "Socialismo Globalista", etc., de donde han surgido todas las aberraciones sociales, políticas, jurídicas, económicas, culturales e ideológicas, que traen en jaque al mundo de hoy.

La pregunta obligada es: "¿Por qué Dios permite esta locura histórica?".

Y la respuesta es: Dios no lo permite, por eso estás tú. El hombre tiene una responsabilidad para proteger la honra y los intereses de Dios en la tierra; por eso le dio libertad, inteligencia y voluntad. Nos ha dejado Su Ley impresa en la piedra y labrada en el corazón.

La ignorancia, la pobreza, la raza, etc., no es excusa. Por eso fundó Su Iglesia, nos redimió del pecado y nos dejó todos los medios espirituales y materiales para combatir y rechazar la fundación del diablo. Tenemos el poder para hacer lo que Dios quiere para nosotros y nos ha dado la libertad para que, en pleno ejercicio de ella, tomemos partido.

No nos obliga a amarlo; es muy respetuoso de nuestro libre albedrío. Con este bagaje espiritual navegamos por la Historia y enfrentamos los escollos con el viento a nuestro favor.

SAPIENTIA LDI

EDITORIAL