EL CONOCIMIENTO... ES FELICIDAD

EL CONOCIMIENTO... ES FELICIDAD

Contra la común opinión de que el conocimiento es poder … planteamos que … ¡el conocimiento da felicidad! … Así es, en el gran menú del conocimiento se encuentra la historia, la literatura, la poesía y el arte. Aquí planteamos que el conocimiento es la suma de la memoria universal y esa memoria es lo que vale la pena atesorar y conservar.

Vivir como animalitos, satisfaciendo sólo las necesidades básicas, sólo produce insatisfacción e ignorancia.

Quien no conoce el Canto al Sol de Akenatón, ¡ignorará siempre la pasión solar del primer monoteísmo de la historia! … Quien no conoce la Ilíada y la Odisea quedará más ciego que el insigne poeta Homero, que nos hizo ver a través de sus tinieblas, un mundo heroico en que los hombres eran titanes y la lengua era el medio para adquirir conocimiento. Y ¡que no falte Sófocles! … y el ovillo psicológico de su Edipo.

Este conocimiento no sólo eleva el espíritu … ¡te conduce a la felicidad! …

Y, no hay que olvidar el apasionante viaje al interior del alma, que plantea Santa Teresa y su itinerario de El Castillo Interior … El que esto ignora, ¡nunca saboreará las delicias del Infinito … ¡no hay felicidad que los supere!

Y si hablamos de verdadero amor, hay que recitar a San Juan de la Cruz, ignorando que sus elevados versos de amor a Dios se gestaron dentro de la prisión. Naveguemos junto con Bernal Díaz del Castillo, y seremos testigos de las maravillas del México pre-cortesiano.

Quien ignora a Don Quijote de la Mancha, ¡se perderá las ocurrencias de Sancho! … ¡quién ignora el poema del Cid Campeador … ¡se perderá el valor de doña Jimena y el heroico triunfo de Don Rodrigo post mortem, sobre las playas de Valencia! y qué decir, de los lnfantes de Carrión.

¡El conocimiento es como una caja de pandora invertida, en que la curiosidad abre al mundo el tesoro de la vida y lo esparce por el mundo!

Y Lope de Vega … ¡qué poeta! … por el cual, hay que descubrirse ante la pila en que fue bautizado, muy cerca de la estación de Atocha en Madrid o el soberbio lenguaje de Shakespeare en Romeo y Julieta.

Hay que cultivar la mirada y sumergirse en el misterio de Las Meninas, en el Museo del Prado. Esta experiencia aportará el descubrimiento del pintor técnico más laureado del mundo … Velázquez.

¿Y qué tal acariciar a Platero, a través de las páginas del libro de Juan Ramón Jiménez?

¡Quién no ama el conocimiento, no ama Dios! … Qué decir de Los Salmos de David … el Señor es mi Pastor, nada me faltará; y mil y un versos de libros poéticos y sapienciales como Sabiduría, Proverbios y el Cantar de los Cantares, no se puede ignorar al autor de estos últimos: Salomón.

Sin pretender ser una guía, esto es sólo una muestra … No se puede ignorar las crónicas de los Evangelios del Nuevo Testamento … ¡No conocerlos es ignorar la historia de la salvación, y sin ellos, ¡no hay salvación!