DESPUÉS…

DESPUÉS...

Después de la trágica Conquista de México Tenochtitlan por la feroz resistencia de Cuauhtémoc, Cortés tuvo que arrasar con los ocho barrios de la ciudad para que, al final, famélico y cansado, Cuauhtémoc decidió rendirse al verse vencido y rodeado por sus enemigos, decidió ya no tocar el caracol que llamaba a la pelea y se rindió a Hernán Cortés que, con lágrimas en los ojos abrazó a Cuauhtémoc que le pedía acabara con su vida, a lo que el Conquistador no accedió, y en reconocimiento a la férrea defensa de la ciudad, le otorgó ser un prisionero a la altura de su liderazgo y nobleza.

Con esta proeza militar y psicológica, Cortés dominó el Valle del Anáhuac y presto empezó con proyectos de reconstrucción, mientras el pueblo indígena de México entró en una depresión por la derrota pues sus templos fueron destruidos, sus dioses arrasados y su mundo se vino abajo aquél 15 de agosto de 1521, día de San Hipólito. El pueblo en general se sumió en la tristeza y sólo quería perecer.

Por su parte, Cortés tomó el mando como Capitán General y se enfrentó a la administración de tan grandes reinos en medio de intrigas y traiciones. El Reino de la Nueva España no se consolidaba; los primeros diez años fueron de incertidumbre y mucho trabajo.

Por fin, en 1531, Dios escucha el llanto de los vencidos y envía a su propia Madre, la Virgen María, para infundir la Fe en el corazón de los mexicanos. El acontecimiento guadalupano es, sin duda, el evento que consolidó la conquista de Cortés, la que le dio a México su identidad y, tierna como una Madre, la Virgen se reveló a un indio nativo de Cuautitlán para comunicar al pueblo su maternal intercesión ante su Divino Hijo, el Rey de la Creación.

El medio fue una imagen impresa sobrenaturalmente por medio de las flores en un lienzo burdo y crudo, que era la tilma de Juan Diego y que ahora veneramos todos los mexicanos como la Imagen de la Virgen de Guadalupe y que fue "pintada" por las Manos del mismo Dios por quien se vive. Pero en ese tiempo, los indígenas supieron leer el "Códice divino" que daba respuesta a los más profundos anhelos del pueblo mexicano.

Esta Imagen o Códice divino, dio a los indígenas un motivo trascedente para seguir viviendo y suplir la imagen demoníaca de sus ídolos por la amable ternura de la Madre del Tepeyac.

SAPIENTIA LDI

EDITORIAL