¡AY... EL AMOR!
¡AY... EL AMOR!
San Pablo dijo: El amor es paciente; el amor es benigno, sin envidia; el amor no es jactancioso, no se engríe; no hace nada que no sea conveniente, no busca lo suyo, no se irrita, no piensa mal; no se regocija en la injusticia, antes se regocija con la verdad; todo lo sobrelleva, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. (Cor 1 13, 4-7).
Esto, amigos, es el amor verdadero, amor cristiano, amor divino … ¿Tú has amado de esta manera? … o te has limitado a entender el amor como se entiende ahora: son una chispa en el incendio, sólo carne y sentimientos, sólo romanticismo cinematográfico, solo pasión y pecado, sin compromiso, sin permiso … ¡como animalitos!
¡El amor es nuestra realidad! … Para que sea genuino debe ser bendecido por Dios porque elevó este compromiso a nivel de Sacramento, a través del cual recibes bendiciones y capacidad de aguante, para sortear los enigmas de los cónyuges.
Volviendo a San Pablo, el himno a la Caridad es el himno del amor. Con todos sus "asegunes" parece extremo, pero así es, el amor-caridad, que contempla a los esposos como dos santos canonizados en vida.
Primer asegún … ¡el amor no es esclavo, no se enoja, todo lo soporta! … En verdad es muy alta la vara para la sociedad actual, que vive del "yo" y respeta el que dirán, que cela desmesuradamente y que se alegra con la injusticia.
Si quieres tener una experiencia de amor, ama como dice dicta San Pablo, y espera el resultado.
¡El premio es la vida eterna!