ANIQUILACIÓN O BENDICIÓN
ANIQUILACIÓN O BENDICIÓN
Si tu mente y espíritu están inquietos por los acontecimientos globales y empiezas a acumular alimentos, baterías e insumos para la sobrevivencia, no te afanes; ya has hecho lo que te dicta el sentido común para sobrellevar la hecatombe.
Más bien… ¡prepara tu alma para enfrentar el juicio de Dios! … Que será benevolente, para quién siga sus mandatos y doctrina, y, como buen ciudadano para el Cielo, prepárate para la eternidad.
¡Esto es una bendición!, y si te toca, hazlo con la frente en alto, con la dignidad de un hijo de Dios.
Por el contrario, si te has resistido a la caricia paternal del Infinito, y repudias su cariño, reflexiona al respecto y si no, prepárate para lo peor. Si crees que no existe el más allá, y que tu vida y las cosas confluyen aquí … ¡qué pena! … no has aprovechado la misericordia del buen Dios y has optado por la aniquilación de tu alma.
¡Qué pena! Si piensas que el fin de todo es la nada, porque en el paso final, te habrás perdido para la eternidad. El presente es la realidad y las cosas: autos, casas, fortuna, fama, poder, etc., no añaden un ápice a tu salvación; son efímeras, son sólo polvo en tu historia personal
¿Aniquilación o bendición? …. Medítalo … ¿Valdrá la pena perderlo todo por una contumaz promesa de igualdad en el mundo material?
El demonio te ofrece sólo el fruto de su orgullo y soberbia; tu ego fue estimulado por la perversión del odio que nació al principio de los tiempos.
¿Aniquilación o bendición?