AL MAL TIEMPO … BUENA CARA

AL MAL TIEMPO... BUENA CARA 

Este breve aforismo, resulta que se puede aplicar a todas horas, en cualquier parte del planeta ... ¿Que las cosas están mal? ... ¡pues agárrense, se van a poner peor, en todos los sentidos!

Si se trata del tráfico, en las ciudades mal planificadas están sufriendo sus habitantes del caos correspondiente por falta de previsión urbana. Por un lado, vives en un lugar y trabajas en el otro extremo, los niños estudian a 20 km de distancia y se tienen que levantar dos horas antes. El estrés, el enojo y la angustia se riega por las calles de las ciudades mal diseñadas y nadie duerme lo suficiente, porque aparte tienes que cumplir con tu dosis de ocio electrónico.

Sí es en el aspecto social, el tiempo no ajusta para nada; se ha puesto de moda, divertirse entre semana y se cree que el fin de semana inicia el miércoles. Los sagrados alimentos, ahora se piden por DIDI, y pocos acostumbran a cocinar. Esta moda, costumbre, vicio o puntada, ha traído un gran hueco en el bolsillo, con el consabido reproche de que el dinero ya no ajusta para nada ... Pero ahí están la TC (tarjetas de crédito), que no se rajan, con el increíble interés para convertirse en "deuda eterna". Si a esto le sumas la mensualidad del automóvil o automóviles para la familia... es una locura, ¡Cierto!... el dinero no ajusta para nada. A todo esto, añádale la moda en el vestir, ya ni siquiera van a los grandes almacenes, éstos te llevan a domicilio lo más "chic" de la moda, vestidos, bolsas, tenis, relojes, dijes, cosméticos, camisas y todo o que implica estar a la moda (aunque sea incómoda). No importa el nivel social, la sociedad te exige estar actualizado; no importa el ingreso. Hay familias en que trabajan tres o cuatro de sus miembros y aún así no ajusta ... ¡todo está recaro!

Ya no tenemos el consuelo de lo espiritual; la Virgencita y el Crucifijo, nomás nos miran desde la repisa, ya no les hacemos caso, no hay tiempo de rezar el Rosario en familia, y mucho menos ir a Misa los domingos, ¡hay tantos compromisos! Luego, el molesto trabajo, ¡qué enfado! ... pero hay que trabajar y pagar las facturas.

Y en la moral ... para que les digo; eso ya no cuenta, nos hemos ganado a pulso prescindir de lo moral ... porque si no ¿para qué es la vida? ... no voy a andar por ahí de remilgoso, cada quien lo suyo, a mí me ha costado lo que tengo y si es a costillas de otros menos despabilados, pues ni modo ... es la ley de la selva ... Así que, al mal tiempo buena cara ... aunque no tengamos cara para decirlo. 


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