TECNOLOGÍA SALVAJE
TECNOLOGÍA SALVAJE
No hay duda que los antiguos griegos, con la Filosofía y la Estética, han forjado las herramientas culturales de Occidente y, junto a los grandes artesanos del pensamiento pragmático latino, los romanos, contribuyeron a crear las instituciones inmortales de nuestra Civilización Cristiana Occidental.
La Iglesia naciente en el corazón del Imperio, rescató y conservó este legado para transformar la vida de los bárbaros que en el principio habían echado abajo el sueño de los romanos, pero con los años, enriquecieron la ya elevada cultura grecolatina.
Con perseverancia, amor al prójimo y amor a la cultura, aquellos reinos y naciones supieron atesorar los valores perennes para trasmitirlos hacia el futuro, hasta nuestros días.
Pero como nada es para siempre, las obras humanas se olvidan y deshacen con el paso de los años, y con la influencia de la filosofía del cambio, hemos cambiado los lingotes de oro del pasado, por toscos adobes de barro que no soportan el clima de los cambios.
Lo más terrible es que hemos hecho un pésimo negocio y nos encontramos sin peculio ni bagaje... ¡Hemos cambiado a Dios por el ego y el dinero!
Al edificar nuestros templos para adorarnos a nosotros mismos, no hemos puesto los cimientos en roca sólida sino en el pantano de nuestros vicios. Tanta dedicación y entrega a desarrollar facilitadores de la vida nos han llevado a ser dependientes de una inteligencia artificial sin alma, sin discernimiento, y lo peor, sin amor.
Nos ufanamos de nuestros logros tecnológicos y abandonamos el cálido regazo de la madre: nuestra cultura Cristiana Occidental.
Ahora somos presa del ávido espolio del pensamiento y del espíritu; sólo edificamos lo externo y nos dedicamos al brutal consumo de bienes y servicios...
¿Y nuestra alma... qué? ... Olvidada y expoliada por la carcoma de la nada. Somos víctimas de la soberbia y de la técnica, y sólo deseamos en tener lo que no tiene valor para lo eterno. El infierno se está poblando de seguidores tecnológicos que adoran sus Smartphones, y en el Cielo quedan enormes huecos a causa de los desplazados para abajo.
Volvamos a la cordura de dar valor a lo que valor contiene, y no hacer de la herramienta un sueño de los vivos. Recuerda el mañana en el ocaso de la vida, nuestro destino será eterno y de nada te servirán tus máquinas, porque a dónde vamos no hay señal: la única señal que trasmite la vida eterna es... ¡la señal de la Cruz! El endiosamiento de la tecnología fue un mal negocio... ¡Cambiamos nuestras gemas por un vulgar guijarro!
SAPIENTIA LDI
EDITORIAL