¡POLVO SOMOS 24/7! (I)

¡POLVO SOMOS 24/7! (I)

Hace unos días apenas, todos los católicos, los practicantes al menos, recibimos por manos de un sacerdote, signada en nuestra frente, la ceniza en forma de cruz para recordarnos la expresión bíblica "Polvo eres y al polvo volverás"(Pulvis es, et in pulverem reverteris, Gen. 3,19).

Más que palabras, ellas representan una verdad universal, una sentencia lapidaria pero, sobre todo, un principio fundamental para todos los hombres que como racionales que son, quieran vivir con los pies en la tierra y para aquéllos, que buscando alimentar su espíritu, quieran alcanzar la plenitud de su vida en la conquista de su fin último.

Desconocer la naturaleza del hombre, que nos habla de la inmortalidad del alma pero de la temporalidad del cuerpo, nos llevará a perder la dirección de nuestras vidas al dirigir nuestra mirada hacia falsos horizontes.

En vano construimos nuestra morada sobre la tierra y nos afanamos en pretender eternizar la materia y descuidar alimentar el espíritu. El ser humano, como creatura racional, fue colocada por Dios por encima de las irracionales porque desde que lo creó lo privilegió moldeándolo a Su Imagen y semejanza y lo elevó a una dimensión sobrenatural por lo que somos capaces de anhelar la Verdad, la Bondad y Belleza perfectas, y unirnos a Dios mediante la Gracia santificante. En otras palabras, nuestra alma nació, no para enraizarse en la tierra, sino para suspirar por el Cielo.

Y aunque es cierta la sublimidad de nuestro espíritu, también Dios nos advirtió, desde nuestros primeros Padres, sobre la humildad de nuestra condición humana al recordarnos la pobreza de nuestra corporeidad: "Polvo eres y al polvo volverás".

¡Qué pasmosa verdad es la que la Iglesia, madre y maestra, nos recuerda cada Miércoles de Ceniza!... Y, sin embargo, ¿cuánto tiempo evocamos esta inexorable sentencia?... Quizá, apenas hemos llegado a casa y los deberes familiares, la algarabía de los hijos o nietos o los pendientes laborales del día siguiente ya sofocaron aquellas palabras sobre la efimeridad y miseria de nuestro cuerpo…

Y así pasan otros 364 días para volver a recordar… ¡que somos polvo 24/7