ORA, AMA Y TRABAJA

¡ORA, AMA Y TRABAJA...!

Las abejas producen miel y ésta a su vez nutre a otras especies de carbohidratos esenciales para el equilibrio alimenticio; pregúntenle a los osos y a los humanos. ¡Qué tarea tan dulce hacen estos bichitos, un milagro natural convertir el néctar de la flor en una delicia para el paladar! pero ... lo importante de esta actividad no es tanto fabricar la miel sino que es la "polinización" de los frutos y multitud de especies de pastos para que sobrevivan. Hay infinidad de insectos que no sabemos para qué sirven, pero tengan por seguro que desempeñan un papel importante en el equilibrio de los ecosistemas.

Los animalitos así son; inconscientemente hacen su trabajo de sol a sol y no esperan medallas ni reconocimientos.

El ser humano es perfectible y tiene que luchar, golpe a golpe, para aprender. El hombre produce ideas, que se traducen en instrumentos para aligerar sus necesidades, y ya que están satisfechas... sigue pensando y pensando hasta llegar a los linderos de la Filosofía; de ahí se catapulta para entender lo que con la necesidad quizá no pensamos. Este conocimiento nacido y estimulado por la curiosidad, crea dos tipos de hombres, unos humildes y piadosos y otros, altaneros y orgullosos. Estos últimos rayan en semejarse a Dios y los primeros doblan la rodilla ante Su Majestad.

Así las cosas, los humildes intuyen lo infinito y los orgullosos descubren el infierno. Los primeros se embelesan con la Teología para darle sentido a la vida y compartirla con sus hermanos, mientras que los altaneros rechazan a Dios que se manifiesta en la naturaleza y tratan de "recomponer" el orden, llegando a producir el caos y crear frankensteins, ya sean sociales, políticos y económicos. Sus "filosofías" se fincan en el orgullo y cran desastres por donde pasan.

En la actualidad, se enfrenta la sociedad a estas dos visiones filosóficas, nacidas de la actividad pensante del ser humano. No son otra cosa que el resultado de el "libre albedrío", dado a los hombres para que en vida (espacio en el tiempo) descubran a su Creador, lo amen y lo gocen plenamente en el más allá. Ésta es la labor trascendente del hombre; tiene que construir su pasaporte al Cielo con miles de "celdillas" y llenarlas con la miel de los actos humanos para que Dios saboree las mieles de los hombres. Es así que nace la cultura y las civilizaciones, y cuando no acierta, el Absoluto se revela y comunica Su Voluntad. Para aceptarla, hay que tener valor, viene envuelta como la dulcamara, dulce y amarga y no a todos nos gusta. El que la acepta, ya no tiene de qué preocuparse, su futuro en la eternidad está asegurado, sólo hay que ser dócil y amoroso. El que la rechaza por aversión al bien, hace su propuesta de vida y trata de engatusar a los demás. Así hicieron todas las revoluciones, rebelándose a los sabios consejos de Dios y esperando el cielo en la tierra, llámese socialismo o muchos "ismos", que nunca llegarán porque han nacido de la mente retorcida de algunos hombres y de la amarga hiel con que "endulzan" sus corazones.

Tantos hechos, tanta historia y seguimos igual, la perfección del hombre, nacido del ideal cristiano de la vida, es cada vez más inalcanzable porque hay menos cristianos y más amadores de sí mismos.

¡Tan fácil que es llegar!... Sólo llena las celdillas de tu panal con la miel de la Fe, de la Caridad y de las necesarias renuncias...

¡ORA, AMA, TRABAJA! ¡ORA, AMA, LUCHA! ¡ORA, AMA Y TRABAJA!

SAPIENTIA LDI

EDITORIAL