ME EQUIVOQUÉ

¿ ME EQUIVOQUÉ ?

Dios hace nacer en todos sus hijos una inquietud, una vocación. Te deja en libertad para aprovecharla o rechazarla. De antemano te da los medios, o sea, los talentos para que puedas desarrollarla. Es como un capital; te lo gastas o lo inviertes para que rinda.

Además del talento para enfrentar el futuro, te da una vocación. Puedes libremente escoger: al servicio de tus hermanos o al servicio de tu sociedad conyugal.

"La vida Consagrada y el Matrimonio, del Cielo bajan" ... Para unos, el poder de seducción del Señor es imperativo, irresistible; para otros, el poder de perpetuar la especie igualmente es imperativo e irresistible.

Bajo estas premisas de la vocación, el hombre y la mujer tiene que escoger y distinguir cuál es la voluntad de Dios. ¡No se vale arrepentirse diciendo que escogiste a la ligera!... ¡Ni divorciado ni "colgar la Sotana"!... Si te equivocaste ¡tienes que cargar con las consecuencias!

Hay una Ley y Dios no se presta para juegos; tienes que cargar la loza, y entre más te resistas, más daño te causará en la espalda.

El que aviente la toalla antes de terminar la pelea, ha perdido la misma... Esto lo vemos tanto en el Box como en la vida...

¡Hay tanto ejemplos a tu alrededor! Fíjate en tu hermano o en tu amigo. No soportan su estado de vida porque lo que se rebela no es la persona, es el egoísmo que he permeado su ser.

Hay otros que tratan de corregir la plana después de haber enfrentado su equivocación, y llegan al final para poder iniciar de nuevo. ¿Cuántos casos hay de una mala decisión vocacional? Se hacen abogados para terminar de músicos; otros sueñan con el claustro ya que tienen ocho hijos.

El "hubiera" no existe; existen las realidades, que son la consecuencia de tus actos afrontados virilmente. ¡Llega a la otra orilla!... Así tendrás más mérito a los Ojos de Dios y... ¡Tu equivocación va a ser tu Tabla de Salvación!

SAPIENTIA LDI

EDITORIAL