LA TERNURA DE DIOS
LA TERNURA DE DIOS
Este atributo de Dios, que refleja la ternura hacia sus creaturas, está presente en su Palabra. La Biblia, nos ofrece un mar inconmensurable de ternura. Dice el Salmo 145:9: El Señor es bueno para con todos y su tierna misericordia está sobre todas sus obras; y en el Salmo 103:13, nos muestra lo siguiente: como un Padre, se compadece el Señor de los que le temen; aquí se utiliza una analogía de la paternidad, para ilustrar el afecto tierno de Dios.
Sigue el Antiguo Testamento, en Oseas, 11:3-14, dónde se compara a Dios con un Padre que cuida a su hijo Israel con inmensa ternura: Yo les enseñé a andar a los de Efraín, los tomé por los brazos … los conduje con cuerdas de ternura, con lazos de amor. Fui para ellos, como los que alzan a un niño hasta sus mejillas y me incliné y les dí de comer.
Por su parte, en el Nuevo Testamento, nos presenta la ternura manifestada en Jesús. Mateo, 18:1-5, nos enseña que, para entrar en el Reino de Dios, es necesario ser como niños, mostrando la ternura divina hacia los más vulnerables.
En Mateo, 23:37 dice: ¡Jerusalén, Jerusalén! … que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados … ¡cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta a sus polluelos debajo de sus alas y no quisiste!
Y en Mateo, 6:26, Jesús, usa el ejemplo de los pájaros para ilustrar el cuidado providencial de Dios: Fíjense en las aves del cielo; no siembran, ni cosechan, ni almacenan en graneros, sin embargo, el Padre Celestial las alimenta … ¿No valen ustedes mucho más que ellas?
En Juan 4:16 se afirma que Dios es amor. Ésta es la base de toda manifestación de su ternura, este amor incondicional se extiende a toda su Creación, y así, los Evangelios están repletos de ternura; como, cuando Jesús vio la ternura de Dios en su padre putativo, San José.
En realidad, todas las Sagradas Escritura están llenas de referencias; éstas han sido sólo algunas.
Debemos tener presente, que es el demonio, quien nos hace mirarnos de manera reprobatoria y negativa:
El maligno, nos hace mirar nuestras fragilidades con un juicio negativo, mientras que el Espíritu Santo es quien las saca a la luz con ternura.
La verdad que Dios nos presenta es muy distinta: siempre se presenta como el Padre misericordioso y en la parábola del Hijo prodigo, viene a nuestro encuentro y nos devuelve la dignidad, nos pone nuevamente de pie y celebra con nosotros … ¡porque mi hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado! (Lucas, 15:24).
Tener fe en Dios incluye, además, creer en Él, y en que puede actuar incluso a través de nuestros miedos, nuestras fragilidades, nuestra debilidad y, nos enseña que, en medio de las tormentas de la vida, no debemos tener miedo de ceder a Dios "el timón de nuestra barca" … ¡Con ternura!
La ternura divina es una expresión de su infinita Bondad, que es uno de sus Atributos esenciales:
Para nosotros, es una virtud ¡Practiquémosla!