LA PROMESA A ISRAEL

LA PROMESA A ISRAEL

Al pueblo que formó la descendencia racial de Abraham, se le dio el nombre con el que Dios designó al patriarca (Israel).

En la época del Rey Salomón, poco después de su muerte, la lucha entre Jeroboam y Roboam, provocó la rebelión y la división del reino, conocido como el "Cisma de Samaria".

Las tribus de Benjamín y de Judá siguieron fieles a la familia de David y formaron con los levitas el reino de Judá, cuya capital fue Jerusalén; y las otras diez tribus formaron el reino de Israel que tuvo a Jeroboam por rey y Samaria como capital.

Así, después de pleitos y disputas, la promesa recayó en el reino de Judá y de esta estirpe desciende el Verdadero Mesías: Jesucristo.

Después de su vida pública, Nuestro Señor vaticinó su muerte y en plena crucifixión, al dar su último suspiro, pronunció sus últimas palabras: ¡Todo está cumplido! y ¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu!

En paralelo, a la hora de exhalar su último aliento, Jerusalén fue presa de las tinieblas, la cortina de del santuario, que separaba la estancia del "Santo" de la denominada "Santo de los Santos", se resgó y la promesa quedó rota. Ahora, el pueblo elegido serían los bautizados de la nueva Iglesia, fundada por Nuestro Señor en la Última Cena. El nuevo pueblo de Dios seríamos nosotros los católicos … mientras los judíos que no le reconocieron, seguirían esperando sin esperanza alguna a su Mesías.

Los exégetas del judaísmo han modelado una nueva visión, bajo el prisma del Sionismo.

El Sionismo al que nos referimos es aquél que profesan los ateos e incrédulos entusiastas del Sionismo político, que ahoga la versión de los ortodoxos, que aseguran ser los herederos de la tierra de Israel y como recompensa a su fidelidad, el resto del mundo y sus habitantes son también parte de su heredad.

Los sionistas son aquellos judíos que se quedaron en Babilonia, que formaron a la larga el Imperio de Jazaria y que fue destruido por la Sviatoslav I de la Rus de Kiev.

A la hora de la caída de Jazaria, muchos huyeron a Europa central y se dedicaron al comercio y las finanzas, y se colaron en los reinos cristianos de entonces (año 1000), sometiéndolos al embrujo de la magia babilónica … Esto no es otra cosa que obtener el oro ajeno, extendiendo un pagaré en papel para que otro lo pague y en esa transacción, quedarse con la comisión correspondiente. Pues estos jázaros de entonces, con el tiempo se hicieron indispensables en las Cortes de las monarquías, desde financiar los viajes de Cristóbal Colón hasta las guerras napoleónicas.

A finales del siglo XIX, los jázaros, conocidos como judíos askenazis, promovieron la fundación del Estado de Israel con el beneplácito de Inglaterra y la repulsa del pueblo palestino.

Los jázaros, al llegar a Europa central, nunca se olvidaron del viejo númen babilónico Baal y lo trajeron en sus alteradas costumbres junto al Talmud de Babilonia. Es por eso que el judaísmo del Este, domina a través del Sionismo fundado por Teodoro Herzl. Así vemos que las figuras judías más importantes en la actualidad son ateos y lo que les importa es la heredad, la tierra de sus antepasados que es la actual Israel, que en estos momentos está barriendo con los palestinos de la Franja de Gaza para quedarse dueños de todo el Estado.

Entonces, la promesa de fidelidad a Dios … ¿en quién recae en la actualidad: en los judíos ortodoxos, en los judíos jázaros o sionistas o en los fieles de la Iglesia Católica?

Claro, en la verdadera descendencia de Abraham: Cristo y su verdadera Iglesia, la Católica.