LA GRAN APOSTASÍA

LA GRAN APOSTASÍA

¡Tanto trabajo que cuesta la conversión! … para luego renunciar y abjurar de la fe…

En nuestro tiempo, ciertamente nos bautizaron sin nuestro consentimiento, pero confiando en que, aceptaríamos al llegar a la edad de la razón, aceptaríamos la fe y la doctrina de nuestros padres y padrinos que la aceptaron en nuestro nombre. Pero la ignorancia en las verdades eternas y lo sabroso de la vida irresponsable, nos han llevado a la encrucijada de optar por la fe o el reventón. La fe sólo Dios la da y la voluntad y las virtudes la conservan … Y para lograrlo, hay que renunciar a los placeres prohibidos que ofrece la vida.

Virtud y placer no siempre van juntos, uno excluye al otro, sin embargo, hay quienes disfrutan ejerciendo la virtud y hay quienes rechazan el placer por ser una ofensa a Dios. El asunto es que nuestra generación ha recibido un fuerte bombardeo de ideas sobre la virtud y el placer.

El placer ha sido exaltado como un derecho del hombre y el infierno, a través de sus corifeos en la tierra, ha estado muy ocupado en desvirtuar al hombre y hacerle olvidar su verdadero destino. Con esta acción, el hombre reserva un lugar en el círculo del fuego que se encuentran en la morada diabólica. Compra, bebe, ponte, usa, moda, pretensión, belleza corporal, sexo, drogas y música estridente, todo este menú y más, son los actos y artículos de seducción del diablo que simplemente sugiere y encarrila a sus parroquianos, haciéndoles olvidar que hay otra vida, la verdadera, en la que hay que llegar sin mancha y sin sueño. Las vírgenes prudentes son una metáfora de ello.

Los padres de nuestra generación hicieron lo que pudieron, también fueron víctimas de las seducciones en su momento histórico. La apostasía estaba reservada para la generación actual. Ahora nadie comprende los misterios de nuestra fe, es más los rechazan como simple superchería. Rechaza sentirse designado como cristiano, y se hace pasar como el hombre moderno sin asomo de creer en mitos y leyendas.

Así están las cosas en la cristiandad. Este concepto tan venerado, hoy es casi una ficción, porque el pueblo de Dios "ilustrado" … ha renunciado a su genealogía divina.

¡Y lo que no es de Dios … pues es del diablo! … Los no ilustrados aún conservan algo de fe, porque son rústicos y estos son firmes en sus creencias porque forman parte del testamento familiar.

Se calcula que, en el mundo católico, la mayoría son bautizados, pero … renunciamos en nuestro momentos en ser hijos de Dios.

¡Así que, en el horizonte hay pocos valerosos soldados que salven nuestra cristiana nave, que navega entre riscos y tormentas!