SCHLIEMANN EL PRUSIANO

31.08.2020


-Así es... el origen de la enemistad entre persas y griegos data de los años 1199 al 1184 a. C. cuando Paris, príncipe de Troya, rapta a Helena, esposa de Menelao, rey de Micenas que, por un pacto entre sus pretendientes, formaron la Liga Aquea para recuperar a la bella Helena.

-Oiga Profe -pregunta Juan Cisneros-. ¿Es cierto que la guerra de Troya fue por una mujer?

Esta pregunta, que ya se había respondido, desestabilizó al Profesor Marcos Fuentes de la Barca, entre cuyas virtudes no estaba tener paciencia y luchaba con denuedo por controlar ese defecto de su personalidad.

-Mire Juan Cisneros... Ya le he dicho mil veces que no me interrumpa mientras hablo.

-Pero Profe... Usted dijo que o nos quedemos con dudas respecto a la clase.

Don Marcos se ajustó sus lentes, que tenían la costumbre de caerse hasta la punta de la nariz, y sobreponiéndose a su imperceptible arrebato de ira, dijo con calma:

-Es justo que preguntes para ampliar tu conocimiento y el de tus compañeros... ¡Sí, la guerra de Troya fue por una mujer!... pero la más hermosa del mundo... y todos sus pretendientes juraron antes de su matrimonio con Menelao, acudir a su rescate si éste se llevaba a cabo, así que no sólo estaba en juego el honor de Menelao sino el de toda la Liga Aquea.

-Oiga Profe -esta vez fue el preguntón de Hércules Pérez-. ¿Y usted cómo sabe todo eso? ¿Es verdad?...

-Cajum, mja -masculló el Profesor-. Bueno... años después de la guerra de Troya, surgieron dos poemas heroicos que narran la contienda: uno fue "La Ilíada" y la otra fue "La Odisea" ...

-¿Y qué es eso de La Ilíada y La Odisea? -preguntó Juan Cisneros.

Don Marcos elevó sus ojos al cielo y con calma explicó:

-Se llama Ilíada a la narración poética de los hechos que ocurrieron en Ilión, que es el nombre en griego de la ciudad de Troya y se llama Odisea porque en este otro poema se narran las aventuras de Odiseo, al regreso de la guerra hacia su patria que se llamaba Itaca. Se han atribuido esos dos poemas a Homero un "rapsoda que cantaba dichos poemas épicos.

-¡Aah! -exclamó el salón-. Y antes de que hicieran más preguntas, don Marcos continuó.

-Todo mundo los tenía como un invento poético para exaltar a los héroes de su patria... pero... en 1832 nace en el Gran Ducado de Mecklemburgo, Strelitz, Heinrich Schliemann, quien era hijo de un humilde pastor protestante, aunque bastante culto, que a la hora de dormir cuando era niño su padre lo dormía contándole cuento basados en los relatos de La Ilíada y La Odisea. En su biografía cuenta Heinrich, que cuando era joven, entró a una taberna y ya habían olvidado los poemas. Cuando entró un molinero borracho que recitó en griego más de 100 versos de Homero, a Heinrich le causó una profunda emoción la cadencia de los versos y pidió a Dios la gracia de poder aprender griego algún día.

-Oiga Profe, ¿Es difícil el griego? -preguntó Hércules Pérez-.

Don Marcos aclaró que el idioma griego es una lengua originada en Grecia y pertenece a lenguas indoeuropeas y cuenta con más de 3,400 años de evidencia escrita.

-¡Ooh! -exclamó el salón.

-Comparada con el español o castellano, que data, desde el medioevo, o sea, menos de mil años, pero muchas de las raíces de las palabras del castellano son de origen griego... o sea que es más fácil de aprender para un mexicano que para un alemán. Volviendo con Schleimann, cuando era joven trabajaba en una oficina comercial y a los 22 años ya dominaba siete idiomas.

-¡Ooh! -exclamaron todos-.

-A los 24 años aprendió el ruso y como era el único que lo hablaba, fue enviado a Rusia como representante a San Petesburgo y Moscú. En 1851 se independizó y abrió una oficina de reventa de polvo de oro y a los 30 años ya tenía una enorme fortuna. Es como si alguno de ustedes aprendiera el chino-pekinés en la actualidad y se dedicara al comercio. Schliemann viajó todo el mundo haciendo negocios y aprendiendo idiomas; estudió ciencias de la antigüedad y lenguas orientales... Pero no olvidó sus amados poemas y dejó para el final el aprendizaje del idioma griego. A los 40 años abandonó los negocios, siendo ya millonario y escribió a su representante en Atenas que le buscara una mujer que le gustara recitar los poemas de Homero y que estuviera dispuesta a casarse. Se casó por poder con una joven griega de 17 años llamada Sophia Engastromenos.

-Oiga Profe -preguntó Juan Cisneros-. ¿Cómo está eso de casarse por poder?

A don Marcos se le hizo relevante la pregunta y dijo:

-Es todavía una costumbre que, si el novio o la novia está lejos y, con pleno consentimiento de los dos, un representante de él o ella se "casa" -en nombre del cónyuge lejano- y tiene validez oficial. Así se casó Heinrich con Sophia... ¡por poder! Ella fue una apasionada colaboradora en la nueva profesión, la de "arqueólogo" de Heinrich y estuvo presente en los descubrimientos de su esposo. Así fue que Heinrich, con el libro de La Ilíada en mano, recorrió el Estrecho de los Dardanelos y siguiendo las indicaciones de La Ilíada, descubrió Troya, la antigua Ilión, también llamada "Wilusa" por los hititas.

De esta forma concluyó su clase el Profesor Marcos Fuentes de la Barca, en medio del estupor general de sus alumnos. En eso Hércules levanta la mano y pregunta:

-¿Y el Caballo de Troya Profesor?

En ese momento el timbre hizo "ring-ring" y todos los alumnos entusiasmados por la hazaña de Heinrich, salieron en tropel del salón, dejando al Profesor Marcos pensativo, diciendo para sí: Espero que la apasionante vida de estos hombres sinigual fomente entre mis alumnos la vocación del riesgo por el conocimiento.