San Jorge: La Matrioshka y el Dragón - Carmen Corona
San Jorge: La
Matrioshka y el Dragón
Carmen Corona
En la historia del arte pocos santos gozan de la larga difusión que ha tenido san Jorge. Ligada al Oriente cristiano en sus inicios, su historia se desarrolló extensamente primero en los países mediterráneos y después en los occidentales y hasta en los nórdicos, de modo que puede decirse que ha alcanzado dimensiones universales.
Aunque las evidencias históricas que han ido apareciendo son escasas, es necesario tomarlas en cuenta, pues el racionalismo moderno no acepta sólo el testimonio de la fe. Aunque pequeño, el conjunto de datos históricos pronto se vio propagado por las comunidades cristianas del Mediterráneo que lo fueron alterando como sucede con toda historia que queda librada a la tradición oral popular. Tal vez por esta razón, muy desafortunadamente, después del Concilio Vaticano II, el Papa Pablo VI retiró a San Jorge del calendario universal de los santos en 1963, queriendo destacar santos más modernos y cuyas biografías fueran comprobadas de manera estricta. Sin embargo, fue restaurado el año 2000 pero con culto reservado localmente.
Referencias históricas sobre el origen de San Jorge
Anthony Cooney, autor de una novela basada en la vida y tiempo de San Jorge (Saint George Knight of Lydda, Family Publications, Oxford,2004) proporciona en el prólogo información estrictamente histórica respecto al santo. Menciona que sólo hay, del siglo III, dos fuentes primarias sobre san Jorge. Estas son: Eusebio, obispo de Constantinopla, que escribió no mucho después del martirio de San Jorge y de la reorganización del imperio llevada a cabo por Diocleciano. Eusebio hace el comentario siguiente: había un hombre de familia de cierto renombre que fue el primero que se distinguió porque liberó a sus esclavos, distribuyó sus riquezas y después de todo lo que tuvo que sufrir mantuvo su mente serena y en calma hasta que expiró. Este hombre era San Jorge de Lydda. (Op. cit. p. 3).
Según Morgan, el relato más antiguo del martirio de San Jorge, fue escrito en griego y está datado entre el año 350 al 500. Este manuscrito se halló en la base de una columna en la catedral de Qasr Ibrim, en 1964. En este manuscrito se describe a Jorge como hijo de un caballero de Capadocia, que vivió en Nobatia, norte de Nubia, un área que forma parte del valle del Nilo entre Kartum y Asuán. (Cfr. Op. Cit. p. 17) Fue bautizado por su madre Policronia debido a que su padre, Geroncio, se oponía a ello. Jorge entró al sirvió militar y ascendió rápidamente entre los diferentes rangos.
Viajó a la ciudad de Diospolis o Lydda para ganar un ascenso pero allí había un gobernante pagano que había dado un decreto en el cual sentenciaba a los cristianos a muerte. Como San Jorge denunció como falsos los cultos de Apolo y Heracles fue arrestado, encarcelado y martirizado de manera brutal, hasta que finalmente fue decapitado.
En esta misma región vivieron otros santos militares como Mercurio, Teodoro y Demetrio, todos los cuales fueron enviados a la muerte por decreto de Diocleciano. Diocleciano además, ordenó que la gran catedral de Nicomedia fuera destruida el 23 de febrero de 303. (Cfr. St. George, Knight, Patron Saint and Dragon Slayer, Chartwell Books, New Jersey, 2006)
La otra fuente primaria es San Ambrosio de Milán quien en un pasaje de sus escritos, varias décadas después, indica que el martirio de San Jorge, había generado amplia e intensa veneración y se refiere a él con estas palabras: Jorge, el más fiel soldado de Cristo, cuando otros ocultaron su religión, él confesó el Nombre de Dios, cuya gracia celestial no sólo lo fortaleció con la constancia, sino que como advertencia a los tiranos, despreció sus tormentos. (Cooney, Op. cit. p. 3)
Como fuentes secundarias, Cooney se refiere a tres documentos descubiertos en Etiopía hacia el año 1888 por Sir E. A. Wallis Budge. El primer documento es atribuído a Pasícrates y se conoce como Acta Griega, es decir, Hechos o Acciones Griegas, en donde se cuenta que un sirviente de San Jorge fue rescatado del poder de los piratas y aparece en algunos iconos de San Jorge, montado en las ancas del caballo del santo. (Cfr. Op. cit. p. 3)
El segundo documento se atribuye a Teodosio de Jerusalén y el tercero a Teodosio de Ancira. Ambos hacen Encomios, es decir, Alabanzas de San Jorge que se predicaban en Lydda y Nicomedia. Estos textos son copias de originales muchos más antiguos ya que revelan algunas interpolaciones y corrupciones del texto debidas a errores de los copistas.
Según aclara Cooney, muchos historiadores niegan autenticidad a estos documentos y sin embargo, de acuerdo con otros textos latinos, San Jorge fue martirizado por Daciano, emperador de Persia. Dado que no existió emperador de nombre Daciano se niega totalmente el martirio de San Jorge.
No hay que olvidar que los emperadores romanos tomaban sobrenombres o títulos según su origen o según se hubieran distinguido en algún hecho de armas importante y estos títulos pasaban a ser parte de sus nombres, así tenemos por ejemplo a Escipión Africano, que no era africano, pero que se distinguió en las guerras púnicas y el senado le autorizó a usar el nombre de Africano para mejor recordar sus hazañas militares. En el caso de San Jorge se puede decir que el emperador Galerio, cuya existencia histórica está fuera de dudas, era en efecto originario de Dacia. Más aún, este emperador conquistó grandes partes de Persia por lo cual las Actas bien podrían referirse a él como Emperador de Persia.
Otro personaje citado en las Actas es la esposa del emperador Diocleciano a la cual se refieren como Alejandra, la cual se convirtió al cristianismo después de contemplar la heroicidad con que San Jorge sufrió su martirio. Como resultado, ella misma fue martirizada. Sin embargo, la historia no registra ninguna emperatriz Alejandra. La esposa de Diocleciano se llamaba Prisca, pero en efecto, fue convertida al cristianismo y sufrió martirio así como su hija Valeria, a manos del sucesor de Galerio, Licinio, que fue constante perseguidor de los cristianos.
¿De dónde entonces el nombre de Alejandra? Una posible explicación que da Cooney es que Diocleciano venció en Alejandría y el senado le concedió un triunfo por estos hechos. Un triunfo era en aquellos tiempos la entrada o desfile solemne en Roma de un general victorioso que llegaba con todas sus tropas perfectamente uniformadas y detrás, los presos que había hecho durante la guerra. No podía entrar de esta manera sino hasta que el senado lo autorizaba. Una vez hecho esto, podía añadir a su nombre el título derivado del hecho de armas celebrado, como ya hemos aclarado. Pues bien, Diocleciano venció en Alejandría, de ahí que tomara el título de Alejandro y su esposa, por lo mismo, el de Alejandra.
Otra cuestión todavía no del todo aclarada es que no hay registros de obispos Teodosio de Jerusalén o Teodosio de Ancira. Una posibilidad es que no se llevaban registros exactos y constantes en las provincias e inclusive en Roma había algunas fallas. Muchas Actas circularon en latín, en griego, en árabe y en copto durante el siglo V, que indican que San Jorge fue martirizado de manera extrema y finalmente decapitado.
El Papa Gelasio, el año 494, declaró estas Actas como no históricas y finalmente predicó desde el púlpito que San Jorge debía ser contado como uno de aquellos cuyos nombres son reverenciados con justicia entre los hombres, pero cuyos hechos sólo son conocidos por Dios. (Op. cit. p. 4)
Cooney aclara que según el P. Mark Elvins OFM y autor de un libro titulado Saint George-Who Was He?, la vida de San Jorge se explica mejor no por los hechos históricos, sino por su culto, el cual puede ser corroborado por cualquier autoridad eclesiástica.
San Jorge ha sido llamado por la Iglesia de Oriente megalomártir, es decir, gran mártir y también ha recibido en otros lugares títulos de Portaestandarte, de Victorioso, de Capitán de Mártires y otros por el estilo. (Op. cit. p. 5). Creemos que este es un criterio muy acertado y que no puede haber sido sólo un ente de ficción un santo que alcanzó la extensión del culto de San Jorge.
Al parecer, los datos más confiables indican que San Jorge nació en Lydda, territorio de lo que antes era Palestina, administrada por los romanos y que actualmente es Israel. Se le ha devuelto su antiguo nombre de Lod y durante la ocupación romana se llamó Diospolis. La población se encuentra a menos de 40 kilómetros de Jerusalén. Los padres de San Jorge eran cristianos y ciudadanos romanos. San Jorge mismo, como perteneciente a la clase alta, fue soldado romano, llegó a ser tribuno y nació entre los siglos III o IV.
Otras fuentes señalan la región de Capadocia, en la Turquía Central, como el lugar de su nacimiento e inclusive sugieren un origen nubio, pero coinciden en que la ciudad de Lydda fue el lugar de su martirio. Es precisamente en esta ciudad donde se erigió la primera iglesia en honor de San Jorge, durante el reinado de Constantino, que según algunas fuentes, fue amigo cercano de San Jorge.
El descubrimiento de dos antiguas iglesias en Siria dedicadas a San Jorge tiende a desacreditar la idea de que era originario de Capadocia. Una iglesia en Sakka, Siria, tiene en la parte superior del marco de la puerta una inscripción que dice que esa era la casa del triunfante y santo mártir Jorge y de todos los santos que sufrieron martirio con él. (Cfr. Morgan,Giles, St.George: Knigth, Martyr, Patron Saint and Dragon Slayer, Chartwell Books, New Jersey, 2006)
Durante la gran persecución de Diocleciano, que fue una de las que más diezmaron a los cristianos, San Jorge, por su calidad de ciudadano romano y tribuno, fue obligado a venerar como divinidad al emperador, o tal vez a sacrificar ante los dioses paganos. Él se negó a hacerlo, confesó su fe cristiana y al negarse a abjurar sufrió tormentos diversos y finalmente decapitación el 23 de abril del año 304. Su fiesta se celebra precisamente el 23 de abril.
El culto a San Jorge no pudo haber aparecido de la nada y mucho menos haberse extendido de tal manera si solo era un bello cuento de hadas. La devoción a los santos y en particular, al santo que ahora mencionamos, era tangible y la piedad popular no siempre se equivoca, sino que tiene en su memoria y en su intuición tesoros que el hombre del siglo XXI no aceptaría jamás pero que la fe y otras evidencias corroboran. El Evangelio no fue leído por los fieles cristianos para fin de ser creído Palabra de Dios. La predicación oral de los Apóstoles primero y luego de los discípulos de los apóstoles fueron por bastante tiempo los únicos testimonios de esas verdades por las cuales tantos dieron su sangre en el martirio sin pedir datos ni comprobaciones históricas.
En tiempos de una sociedad que no dependía de los libros y que estaba todavía a años luz de Internet o Google, no hay registros "confiables" para comprobar muchas historias y se tiene que recurrir a la tradición popular y al arte. Hay tapices coptos, marfiles carolingios, piedras románicas, escudos de caballeros medievales, retablos renacentistas, iglesias en honor de San Jorge. Todas estas son evidencias de que San Jorge verdaderamente existió y fue el gran mártir que la Iglesia Católica venera todavía. (Cfr. https://www.divvol.org/santoral/index.php?=0423)
Hubo órdenes caballerescas, especialmente las de los Caballeros Teutones y la de Calatrava, patronazgo de las órdenes de caballería rusas, fundaciones reales, obras artísticas de varios tipos, persistencia del culto al santo a través del tiempo. En efecto, San Jorge es santo patrón de Alemania, Portugal, Barcelona, Génova, Ferrara, Armenia, Antioquía, Constantinopla, numerosos lugares en Francia, Rusia, Aragón, Hungría, Lituania, Hannover, Braganza, Malta, Valencia, Dinamarca, Suecia.
Todos estos lugares conservan algo de la piedad popular, del arte o de la leyenda de San Jorge. ¿Se equivocan todos? Habría que ver qué opinan estas personas cuando se les diga que cambien sus nombres de lugar o su arte, o el nombre de sus instituciones, o de sus iglesias porque reverencian un ser que nunca existió. Todos estos argumentos los menciona la Dra. Samantha Riches en su libro St.George. Hero, Martyr and Myth. Sutton Publishing, England, 2000.
La leyenda de San Jorge y el dragón
Una de las primeras evoluciones que tuvo la historia de San Jorge fue la relativa a su pasión. Fluctúa la leyenda entre siete días y siete años de encarcelamiento y de torturas que el santo sufrió con ejemplares muestras de valor. Incluso se le atribuye la resucitación de un muerto durante el encarcelamiento con el fin de probarle al emperador la certeza de la fe cristiana. La leyenda del dragón es necesario interpretarla de manera simbólica y no literal. Hay que recurrir al método alegórico, tan usado por los Padres de la Iglesia para penetrar su verdadero sentido.
Esta leyenda, surgida entre los siglos IX a XIII, se encuentra en el famosísimo libro de Jacobo de Vorágine, Leyenda Áurea. Este libro cuenta que en el reino de Silene o Cirene (En Beirut, según otros), había un dragón en un lago, que amedrentaba a todos los habitantes con sus rugidos y su pestífero aliento. Sobre todo, no les permitía abastecerse de agua. Los pobladores habían pactado con el dragón entregarle dos ovejas diarias para su sustento y para que les permitiera sacar agua del estanque donde vivía el dicho dragón. Pero las ovejas se fueron acabando. Entonces, después de echar suertes, le tocó a la hija del rey ser entregada al dragón. Cuando ella, en cumplimiento de su deber, se acercó al dragón, se aproximó un caballero en un caballo blanco. Era San Jorge. Este venció al dragón con una sola lanzada. La bestia fue conducida ante el rey atada con el cíngulo de la princesa. Cuando el rey le preguntó al caballero qué recompensa deseaba, San Jorge respondió: que se conviertan al cristianismo. Y así se hizo. Una vez bautizados todos y muerto el dragón, san Jorge se alejó.
Este relato plantea algunas cuestiones. La primera de las cuales es la figura del dragón.
La palabra dragón, viene del latín draco y éste del griego drako que significa víbora o serpiente y más propiamente: serpiente de agua. En efecto, en muchos relatos mitológicos aparece el dragón como viviendo en un lago, como sucede en el relato de San Jorge y el dragón. Siempre se encuentra al dragón relacionado con el agua.
Existe este animal mitológico en muchas culturas y a través del tiempo ha tomado diversas formas y simbolismos. En la mitología griega (la hidra), en las leyendas europeas, (los vikingos, los celtas, los germánicos, los romanos, los eslavos, los vascos) en las culturas orientales tanto del Cercano como del Lejano Oriente (China y Japón). En Mesoamérica, el dios Kukulkán era algo parecido a un dragón y se le conoció como la serpiente emplumada, aunque actualmente se ha interpretado este nombre más bien como serpiente preciosa o hermosa serpiente voladora e inclusive serpiente voladora de hermoso plumaje, dado que posee el color verde turquesa que era el más bello y apreciado por la cultura náhuatl y exclusivo de la realeza. También en las culturas de América del sur aparece la serpiente del abismo marítimo y de la montaña esplendorosa en la región andina y de nuevo entre los muiscas de Colombia. https://es.wikipedia.org/wiki/Derag%C3%B3n
Pero volviendo a la historia de nuestro santo, y para interpretar mejor el simbolismo del dragón en la historia de San Jorge, hay que recordar dos cosas: primera, el uso del dragón en el estandarte del emperador Aureliano. Este estandarte era de púrpura y era llamado draconario. (Cfr. Cooney, Op. Cit.p. 76). Era pues un símbolo de la Roma pagana. De aquí se derivan los dragones heráldicos que aparecían como escudo de armas de muchos caballeros de la Edad Media.
La segunda cosa que hay que tomar en cuenta es la mención en las Sagradas Escrituras de la serpiente como representación del mal. Concretamente, es el demonio mismo, pues es ella quien convence a Eva para que desobedezca las órdenes de Dios. Después de la caída, la serpiente recibe de Dios una terrible condena: Por haber hecho esto, maldita seas entre todos los ganados y entre todas las bestias del campo. Te arrastrarás sobre tu vientre y comerás del polvo de la tierra todos los días de tu vida. Yo pongo enemistad entre ti y la mujer, entre tu linaje y el suyo: él te aplastará la cabeza y tú sólo tocarás su calcañal (Génesis Cap. 3,14-15). La otra aparición importante del dragón en las Sagradas Escrituras es el dragón color de fuego con siete cabezas y diez cuernos que está ante la mujer listo para devorar a su hijo en cuanto lo dé a luz. (Cfr.Apocalipsis,12,4). El dragón impide el acceso al agua. ¿Cuál agua? Bien podría ser el agua del bautismo pues la Roma pagana, como hemos venido mencionando, persiguió duramente a los cristianos.
Enseguida viene la batalla de Miguel y sus ángeles contra el dragón y sus ángeles que culmina con la derrota final del dragón que fue precipitado a la tierra, el gran dragón, la serpiente antigua que se llama Diablo y Satanás. El dragón se fue a hacer la guerra al resto de su descendencia, a los que guardan los mandamientos de Dios y son fieles testigos de Jesús. El dragón se plantó sobre la arena del mar. (Ap.13,7-9 y 17-18). Este texto pone de evidencia que el dragón, serpiente, bestia satánica, hace constante guerra contra los que guardan los mandamientos de Dios. Y se ubica junto al mar. Es decir, nuevamente impide el acceso al agua viva.
Estas referencias bíblicas así como la referencia histórica al Imperio Romano, que hemos citado, pueden ser más cercanas interpretaciones del simbolismo del dragón en las representaciones y en la historia de San Jorge. Tal vez lo que representa el dragón es una derivación de la derrota del Imperio Romano y de todos los imperios subsiguientes que han perseguido a los cristianos. Nótese que en las Sagradas Escrituras se menciona al dragón como la serpiente antigua.
Otra leyenda de más difícil interpretación pero que queda evidenciada en muchos iconos, es la referente al joven que va en las ancas del caballo de San Jorge. En una de las islas del Mediterráneo, Creta, se originó este capítulo de la leyenda. Tiene que ver con el rescate de un joven cristiano que los sarracenos habían tomado como esclavo y que mientras servía café a su amo, se encomendó a san Jorge. De inmediato se vio llevado por el santo al lado de sus padres, sano y salvo, incluso con la vasija de café en la mano. No olvidemos que San Jorge tenía un sirviente que según otras fuentes es quien aparece en los iconos montado en ancas del caballo de San Jorge.
Modernamente, según ha hecho notar Giles Morgan en su libro St.George: Knight, Martyr, Patron Saint and Dragon Slayer,Chartwell Books, Edison New Jersey,1988), la figura del dragón, sobre todo en Inglaterra, se ha trivializado debido a la literatura juvenil y los videojuegos, que han pintado a los dragones no sólo como algo popular, sino inclusive como criaturas sabias y benéficas y hasta como mascotas simpáticas. Nada más lejos de la tradición bíblica.
Simbolismo de la Hija del Rey en la Leyenda de San Jorge.
Los iconos más antiguos, como el que hemos mencionado que se encuentra en Santa Catalina del Monte Sinaí, muestran a San Jorge empuñando una lanza y de pie al lado de la Virgen que está sentada con el Niño Jesús en los brazos. Los iconos posteriores, ya menos confiables, muestran de cualquier manera a la doncella, que es la hija del rey, ataviada con sus mejores galas, a un lado de San Jorge que batalla con el dragón para salvarla a ella y a toda la población.
Siguiendo nuevamente el método alegórico, debemos tomar en cuenta tres cosas importantes en la figura de la doncella: el primero es que es hija del rey. Es decir, es de lo más noble que hay y que esa es la que está a punto de ser sacrificada. En segundo lugar, es una doncella, es decir, es virgen. Este detalle tiene gran importancia, pues nos puede ayudar a comprender mejor la historia del asedio del dragón. El dragón pide un sacrificio. El sacrificio es un acto de adoración, no es simplemente un derramar sangre, sino una ofrenda y cuanto mejor sea la víctima más pura es la ofrenda. En tercer lugar, después de la derrota del dragón, la bestia es atada con el cíngulo o cinturón de la virgen, es decir, con el símbolo precisamente de su virginidad. Después de estas reflexiones, ¿a quién puede referirse esta doncella?
Desde un punto de vista cristiano, más aún, católico, podría referirse a la Virgen María. Ella es precisamente hija de rey y permaneció siempre virgen. La doncella de la leyenda no se casa con San Jorge. Todo lo que pide San Jorge es que el pueblo se convierta al cristianismo. Por esta razón se llamó a San Jorge el caballero de la Virgen. El dragón es atado con el cíngulo de la Virgen, es decir, con su virginidad y su pureza logra contener al dragón. Además, en la batalla final, narrada en el Apocalipsis, la Virgen aplasta la cabeza de la serpiente antigua o demonio.
Una interpretación más libre, es la que se refiere a la eterna batalla entre el Bien y el mal, simbolizado por el dragón y vencido finalmente por el mártir y héroe cristiano: San Jorge.
La difusión del culto de San Jorge en Georgia.
El culto de San Jorge fue sumamente extenso en los primeros tiempos del cristianismo. Inclusive ha dado su nombre a un país: Georgia. Hay varias teorías acerca del nombre de Georgia. El historiador georgiano Kakha Shengelia indica que Jacques de Vitry y Franz Ferdinand von Troilo, proponen que el nombre se derivó probablemente de una raíz perso-arábiga gurg o yuryg que llegó a este país a través de los cruzados y peregrinos que iban a la Tierra Santa. El país se llamó también Jorgania, Giorginia y otras variantes.
Señala además que Jean Chardin deriva el nombre de raíces griegas y latinas y que tendría el significado de labrador de la tierra. No olvidemos que se llamaban geórgicas las obras poéticas latinas que versaban sobre temas de la naturaleza, del campo. Los que apoyan esta teoría se basan en Plinio y en Pomponio Mela. Esto haría suponer que los georgianos eran simplemente tribus de agricultores llamados georgianos para distinguirlos de las tribus pastorales.
Según modernos investigadores, el nombre de Georgia aplicado al país parece haberse usado a partir del siglo XI o XII. (País que los nativos georgianos llaman Sakartvelo). El nombre de Georgia podría ser una denominación tomada de las crónicas antiguas escritas en inglés o en francés durante la Edad Media usado debido a la especial reverencia que se tenía en aquellas tierras a este santo. San Jorge es uno de los santos patronos de Georgia. Esto se demuestra con el hecho de que existen 365 iglesias ortodoxas dedicadas a San Jorge sólo en el pequeño país de Georgia. Se dice que San Jorge, después de su martirio fue cortado en 365 partes y cada una de las iglesias tiene una de esas partes. Otra leyenda dice que durante la batalla de Didgori contra los ejércitos seléucidas, San Jorge apareció para ayudar a los georgianos a ganar la batalla, razón por la cual San Jorge es considerado como símbolo de la libración nacional. De hecho, el emblema que tiene la bandera georgiana es el de San Jorge luchando contra el dragón.
La difusión del culto de San Jorge en Inglaterra.
La difusión del culto de San Jorge en Inglaterra parece partir, según Morgan, desde la batalla de Agincourt que se llevó a cabo entre los ingleses y los franceses en 1415. La batalla la ganaron los ingleses, que poniendo su confianza en San Jorge, dijeron haberlo visto ayudando a sus tropas. Desde entonces, la bandera inglesa tiene la cruz de San Jorge, como hemos explicado: en campo de plata una cruz de gules, es decir, cruz roja en campo blanco.
Mientras Inglaterra se conservó católica, el culto de San Jorge creció y se le nombró patrón de varios gremios de artesanos y de numerosas poblaciones por toda Inglaterra.
Por cierto, esta bandera es también parte de la bandera inglesa, llamada "Union Jack". En Inglaterra, el rey Eduardo III estableció la Orden de la Jarretera en honor de san Jorge y alrededor de la figura del santo se organizó un selecto grupo de nobles guerreros. San Jorge es patrón de Inglaterra.
Otros capítulos de esta hermosa leyenda se escribieron después de que los cruzados difundieran el culto a san Jorge en muchos lugares, lo que ha dado lugar a que haya numerosos templos erigidos en honor de san Jorge y de que el santo sea el patrón de ciudades o países diversos.
En Rusia, el culto a san Jorge fue particularmente extenso y data del siglo XIV. San Jorge fue nombrado patrón de Moscú y de los ejércitos zaristas. La primera orden militar rusa es la de san Jorge.
La difusión del culto de San Jorge en España
En España, durante la guerra de Reconquista, el año de 1096, los soldados aragoneses que luchaban contra los moros afirmaban que San Jorge había luchado a su lado y así habían obtenido la victoria.
Con la proclamación de las Cortes de Calatayud en 1461, el culto de San Jorge se extendió y su bandera forma parte del escudo de armas de Aragón: una cruz de gules en campo de argento; es decir, cruz roja sobre fondo blanco, igual que la inglesa.
Y en España, dentro del mismo culto de San Jorge, el pintor Bernat Martorell, artista del siglo XV, hizo un espectacular San Jorge, con la técnica del temple, que es la misma en la que se hicieron los antiguos iconos. Esta obra se encuentra en el Museo de Arte de Chicago. Es el siguiente:
Además, una obra bellísima de autor anónimo, también del siglo XV, que anexamos.
Hay que decir además que San Jorge es el Santo Patrono de Cataluña, y que su fiesta el 23 de abril es también el día del libro, que en Cataluña es particularmente apreciado todavía y hay muchas casas editoriales.
Veneración de San Jorge en otras regiones
Para mejor afianzar la idea de que San Jorge no fue un ente de ficción, podemos señalar que según leyendas recogidas por el abad irlandés Adomnano en la abadía de la isla de Iona y que según él fueron llevadas a Irlanda por el obispo galo Arkulfo hacia el año 680, en los comienzos del Islam, San Jorge se asimiló, a través de un sincretismo religioso y cultural, con el santo islámico al-Hadr, o al-Jadir, que significa El Verde, color que es sacro entre los musulmanes.
En Alemania, hacia el siglo IX apareció la Canción de San Jorge. Basada en documentos latinos y escrita en alto alemán. Esta canción fue atribuida a Otfrido de Wissnboug.
En la hermosa ciudad de Praga, que en otros tiempos formara parte del imperio austrohúngaro y de los imperios centrales católicos, existe una hermosa catedral que todos visitan: la catedral de San Vito, de estilo gótico. Sin embargo, muy pocos prestan atención a una iglesita que se encuentra detrás del templo de San Vito.
La capillita, que en realidad es basílica, tiene una fachada roja, pero su interior es del siglo IX. Hay frescos en muy mal estado y no encontramos ningún libro ni guías que supieran orientarnos sobre esta basílica. Pero alcanzamos a tomar algunas fotos de la fachada y del altar, que aquí anexamos.
Vimos por ahí una monja pequeñita a la cual nos acercamos en busca de información. La monja nos contestó con ojos asustadizos y voz baja, preguntando de dónde éramos. Cuando supo que éramos mexicanos nos hizo seña de que la siguiéramos. Fue casi corriendo delante de nosotros al palacio episcopal, nos dejó entrar y cerró inmediatamente las puertas tras de sí. Al rato volvió con dos rosarios de madera de los que hay en Tierra Santa y nos dijo que sólo había unas nueve monjas a cargo de la basílica de San Jorge y de Santa Ludmila, patrona de Praga, y que el gobierno sólo les permitía celebrar la misa precisamente en el día de San Jorge y en el de Santa Ludmila, y ninguna otra vez dentro del año.
Al siguiente día vimos cerca del hotel un cartel con la matrioshka rusa ostentando unos colmillos dignos de un dragón. Este poster se encuentra en el museo del comunismo y lo anexamos aquí.
Tal vez San Jorge tenga ahora que enfrentarse con dragones como éste.
San Jorge en el arte.
Esta larga leyenda ha sido la inspiración de muchos iconos y pinturas de san Jorge. El icono más antiguo que representa a San Jorge, data del siglo VI y se encuentra en el monasterio de Santa Catalina del Sinaí. Parece ser de factura bizantina. El santo aparece con la Virgen sentada con el Niño en el regazo; al lado derecho san Teodoro y al izquierdo, san Jorge. Las vestiduras de los santos son los de la corte imperial bizantina y sólo lleva san Jorge, que aparece de pie, una pequeña cruz, símbolo de su martirio. Esta imagen, sobria y profundamente piadosa, no tiene nada de legendario y nos inclina a ver al santo como un defensor de la fe. Pero no como un batallador contra los dragones.
Sin embargo, la representación pictórica más frecuente es la inspirada en la leyenda del dragón. En numerosas pinturas desde el siglo XIII hasta el XX aparece San Jorge montado en un caballo blanco, con armadura, escudo y lanza atacando al dragón que se debate a sus pies. Con frecuencia lleva un manto rojo, indicativo del martirio. Grandes artistas como Rafael y Rubens representaron así a San Jorge.
Y muy orgullosamente mencionamos que México está bien representado por la bellísima pintura de Ángel Zárraga (1886-1946). Este pintor duranguense que estudió en la ciudad de México y formó parte del Ateneo de la Juventud, se fue a Francia a continuar los estudios de pintura que inició en México. Por ese entonces el ambiente cultural mexicano le fue adverso, ya que estaba dominado por el pensamiento marxista y anticatólico. Tampoco en París encontró su verdadero camino. Sin embargo, fue en Francia donde pintó en 1925 el San Jorge y el dragón que ponemos aquí:
Infelizmente en México no sólo se desconoce a este notable pintor, sino que se ignora abiertamente su obra pictórica, uno de cuyos mejores frutos es el altar de la catedral de Monterrey, bellísimo, de estilo neo-bizantino.
Precisamente en Durango es donde se originó la oración que casi todos los niños mexicanos de antes -no sé los de ahora- conocíamos y recitábamos en la noche: San Jorge bendito, amarra tus animalitos con tu cordón bendito. ¡Dulce inocencia llamar al dragón "animalito"!
El valor, la caballerosidad, la ayuda a los más débiles y otras cualidades ya casi olvidadas en nuestros días hicieron de San Jorge el prototipo del caballero cristiano. San Jorge es la encarnación del varón que lucha animosamente contra las fuerzas malignas representadas por el dragón. Es la imagen eterna del bien contra el mal de un caballero tocado por la gracia de la belleza.
Habrá que preguntarse si el testimonio del arte nos miente y san Jorge no existió, o bien si otros prejuicios nos obligan a negar su existencia.
¿Son las matrioshkas de hoy
esos dragones de ayer?
Carmen Corona