PARA UNA CÁLIDA NAVIDAD
Nos quedan escasos días para la celebración de la Navidad, y todos, creyentes o no, ya entramos en la carrera de las reuniones, regalos y preparativos para la Cena del 24... Conforme pasen las horas quizá aumente la fiebre por tantos detalles afines a la fiesta de gala del año (vestidos, muebles, envolturas, adornos, etc.), que, claro, son importantes, pero no son los más importantes para una cálida Navidad.
Aún tenemos tiempo -por ejemplo, este fin de semana-, para recordarles a nuestros hijos, esposo (a), hermanos, padres o amigos que, como buenos cristianos, iremos a la Misa de Nochebuena (Misa "de gallo") para recibir en la Eucaristía al Niñito Dios. Podemos exhortarlos a que en este tiempo de Adviento pongan en paz su conciencia con una buena Confesión para que así, con alegría interior, volvamos a casa a cenar, convivir y a intercambiar regalos... ¡Entonces sí será Noche buena, Noche de Paz!... ¡Qué cálida es la Navidad cuando todos ponemos lo mejor de nosotros, cuando tenemos buena voluntad!... Son a esos hombres y mujeres a los que Dios ofrece su Paz.
Claro que a Dios le encantaría que fuéramos "perfectos", pero en vista de que aún estamos lejos de serlo, por lo menos ofrezcámosle al Niñito Dios nuestra buena voluntad, reconciliándonos primero con Él, y luego con nuestro esposo (a), padres, hermanos y amigos.
Ciertamente los problemas y diferencias en familia son inevitables, pero debemos intentar remediarlas, con acciones y oraciones.
Si en esta Navidad le demostramos a Dios que dimos el primer pasito para recibirlo, seguramente Él nos ayudará a caminar el próximo año en, para y por Cristo.
¡Feliz y cálida Navidad en familia!