¿MIEDO A TENER MÁS HIJOS?
Desde hace unas décadas, en nuestro México los matrimonios empezaron a tener menos hijos, y actualmente aumentan las parejas que sólo quieren un descendiente, o de plano, ninguno. ¿Por qué?... Porque como lo único que les preocupa en esta vida es el éxito económico y la comodidad, ven a los hijos como un verdadero estorbo para conseguirlo y, por eso, las nuevas generaciones ¡tienen pánico a tener hijos!
Las generaciones "X", "Y" o "Z", criadas por sus padres en un ambiente moral laxo y disminuidos en el conocimiento y praxis religiosos, suelen ser débiles de carácter para el trabajo duro y para la virtud, pero prontos al placer y a la comodidad. Los jóvenes de hoy, educados o no, con estudios o no, han sido orientados a vivir sólo para metas personales, y difícilmente para intereses familiares o comunitarios, salvo raras excepciones.
¿Por qué nos extrañamos que los novios, parejas o esposos actuales no aspiren a formar una familia si con palabras o hechos han visto a sus padres quejarse de haber traído al mundo hijos por lo costoso que resultan o peor aún, haber usado cualquier medio anticonceptivo para nunca más procrear?... ¿Por qué nos extrañamos de esto si aquellos padres también les insistían a sus hijos en el slogan materialista de que "la familia pequeña vive mejor"?...
Muchos jóvenes hoy no quieren tener hijos, o si acaso uno, simple y sencillamente porque no quieren sacrificarse por otros y porque no quieren compartir su dinero ni con los que serían su propia sangre… Creo que es más miedo al sacrificio que el problema económico la causa de su egoísmo pues existe gente pudiente pero no quieren sacrificarse.
En otra ocasión hablaremos de la bendición que significan los hijos a pesar, ciertamente, del gran desprendimiento que deben tener los padres para su crianza y educación cristiana. Porque lo más importante para procrear un hijo –o muchos–, es desearlos y quererlos antes y después de su concepción, y amarlos cada día que Dios nos los preste. Eso es, se necesita saber amar para poder trasmitir a otros ese amor y generosidad para regalar a otros la vida, que nosotros también hemos recibido inmerecidamente de un Dios generosísimo.
Sin embargo, los que promueven la anticoncepción, prometen a muchos incautos un paraíso sin hijos pero, inmediatamente o a la postre, empiezan a sufrir penalidades a causa de su egoísmo. En estas líneas queremos señalar, a grandes pincelazos, sólo algunas de las consecuencias negativas que sufren aquéllos que practican la anticoncepción artificiosa:
–físicas: alteraciones fisiológicas tanto en el vientre como en el cuerpo en general de la mujer; enfermedades producidas por medicamentos o dispositivos introducidos en la mujer, a veces con daños irreversibles; problemas temporales o definitivos para que la mujer nuevamente se embarace; postración indefinida al mero placer sexual, etc.
–psicológicas: autopercepción incompleta de su persona, al convertirse sólo en instrumento de placer sexual , y no como un ser racional que aspira a fines más trascendentes; una íntima insatisfacción por contrariar a la naturaleza que, en la mayoría de los casos, luego de la unión de los sexos, produce la maravilla de un nuevo ser; un hastío, producto de un egoísmo prolongado; una tremenda frustración cuando, después de años de anticoncepción y por razones válidas (soledad, enfermedad, madurez, etc.), se desea volver a concebir uno o más hijos, y ya no poder, etc.
–espirituales: el arrepentimiento por haber violado la promesa de recibir los hijos que Dios concediere, y el sentimiento de culpa por haber contradicho deliberadamente la santa Voluntad de Dios que mandó, desde el Génesis, la multiplicación de los seres humanos.
Joven: no tengas miedo a recibir los hijos que Dios te mande. Temor o miedo, todos podemos sentir pero, millones de padres de familia –entre ellos los tuyos–, se sobrepusieron a ello y tuvieron la generosidad de engendrar nuevos pobladores de la tierra y del cielo, entre ellos tú. Esos padres de familia confiaron, sí en su inteligencia, talentos y carácter para salir adelante pero, sobre todo, confiaron en que con AMOR, todo se puede, y sobre todo, con el AMOR DE DIOS.
Recuerda siempre que, si Dios te dio los hijos, con más razón te ayudará a sacarlos adelante, y más aún, si eres hombre o mujer de buena voluntad y de mucha confianza en su Divina Providencia.