LA MUJER VULGAR
Con "mujer vulgar" no me refiero a la mujer mala, de la calle o pecadora. Como lo dice el adjetivo, me refiero a aquella mujer que quiere pensar, vestir, actuar o hablar como lo hace el común de las mujeres del pueblo (vulgo) –independientemente de la clase social-; o a aquella mujer que, por no conocer el verdadero valor de su alma y cuerpo, decide por lo más superficial, lo exterior, lo menos valioso.
¿Por qué abundan mujeres vulgares? Porque no conocen el tesoro de su alma y de su cuerpo (ni su naturaleza, ni su orden, ni su fin). Y entonces, creyendo que su cuerpo es lo más evidente y sensible, lo exaltan como si fuera lo único sagrado en la vida. Pero lo peor, estética y moralmente hablando, es que, en vez de embellecerlo, armonizarlo y dignificarlo, lo afean con modas de mal gusto, lo abultan desproporcionadamente y lo exhiben para las miradas libidinosas.
El alma y el cuerpo en una mujer, como tampoco en el varón, no son dos realidades separadas, sino que están íntimamente unidas formando un único ser; el alma vivifica al cuerpo y el cuerpo, de algún modo refleja el alma. Por lo mismo, hablar de "tu cuerpo" simplemente es hablar de ti mismo, como persona completa y única.
Hoy, sin embargo, quiero hablar particularmente de aquello que preocupa tanto a las mujeres y que, efectivamente, muchas veces es para su salvación o condenación.
MUJER:
¿Tu cuerpo debe ser importante para ti?... Sí; ¿es conveniente que a tu cuerpo le des vigor, agilidad, armonía y perfección?... Sí; ¿es correcto que cuides tu arreglo e imagen para tu desarrollo personal, conyugal, laboral o profesional?... Sí; ¿es recomendable buscar la vestimenta que más favorezca tu imagen y evitar mostrar tus imperfecciones?... Sí; ¿es virtuoso cubrir las carnes para guardar la decencia cristiana sin asfixiar por completo la sana coquetería?... Sí…
Todo esto merece tu cuerpo, pero ¿de qué valdría un cuerpo estructural en cuyo interior yaciera una alma enferma y afeada por horribles pecados como la soberbia, la envidia, el odio o la lujuria?...
JOVENCITA:
¡No vulgarices tu cuerpo! No lo exhibas a las torpes miradas de quienes en el fondo te despreciarán por tu superficialidad. No pongas tanto cuidado en cosas tan intrascendentes como el maquillaje, los tatuajes, el ombligo, las lonjas, etc. Ahora están de moda los abultamientos artificiales, que la mayoría resultan tan exagerados y desproporcionados, que provocan una sonrisa sarcástica en los observadores.
No vistas, no hables, no te comportes como el vulgo, entendido como lo menos educado del pueblo.
Lo contrario de vulgar es lo especial, lo particular, lo diferente, lo que distingue, lo original, lo creativo, lo mejor, lo más logrado, lo más pulido… No se requiere dinero ni grandes esfuerzos o sofisticaciones… Sé sencilla, natural y vístete según la ocasión. Mantén limpio y lozano el cuerpo, y sé discreta y de buen gusto en el vestir.
MUJER:
¿Quieres llamar la atención sin ser vulgar?... Cultiva tu mente, desarrolla tus talentos (habilidades), y ennoblece tu alma con las virtudes naturalmente femeninas que a todos encantan: bondad, generosidad, alegría, espíritu de servicio, etc., etc.
En una palabra, ¡sé una mujer inspiradora!