LA MUERTE “POR COMPASIÓN”

30.11.2022

Dando seguimiento a algunos conceptos del Juramento Hipocrático, que todos los Médicos repetimos al graduarnos y que es nuestra guía diaria en el hacer profesional, recordaremos una sentencia que dice: "Juro no administrar a nadie sustancia letal alguna ni por petición de la persona ni por propuesta mía...".

Nos han movido mucho la sensibilidad humana sobre todo en lo que se refiere al respeto de la vida humana en cualquier momento de su existencia, y al tratarse del enfermo terminal o no terminal, pero que tenga un padecimiento incurable que le puede ocasionar penurias y hasta la muerte, han salido dolosamente con el cuento de que el dolor es malo y que todo aquello que sirva para mitigarlo es bueno.

En Bioética existen principios que recomiendan al Médico ser mesurado en sus decisiones y tomar en cuenta que, "no todo lo que es técnicamente posible, es lícito", o sea, no porque yo como Médico sepa inyectar por vía venosa, puedo yo administrar algo letal a mi paciente. Sé inyectar, pero no porque domine la técnica de administrar algo letal se convierta en lícito....

También es importante recordar que los Médicos debemos eliminar el dolor, no porque sea malo, pues es un síntoma de que algo está pasando con tu paciente y debes estudiar su origen y eliminar aquello que ocasiona ese dolor hasta donde la Ciencia te lo permita... Lo incorrecto, y muy grave, es la propuesta de eliminar al que padece el dolor porque su "vida ya no tiene calidad".

Los seres vivos, plantas, animales, personas, cada uno tiene su calidad de vida, sea vegetal, animal, o persona humana, especialmente ésta última, por más dañada que esté por un desequilibrio en su salud, sigue teniendo calidad de vida humana y no se convierte en animal o planta por causa de su enfermedad.

Ramón Lucas Lucas nos regala un punto de vista muy interesante: el ser humano, la persona humana tiene la misma dignidad ya sea al iniciar su vida, durante ella o al final de ella; esté sano o enfermo, completo o incompleto, inteligente o no, rico o pobre, productivo o no, su valor es el mismo y su calidad de vida es humana.

Un ser humano en estado "vegetativo", como suelen llamarlo algunos colegas, sigue siendo persona humana; no le salen ramas u hojas o flores, no se convierte en planta o en animal por estar severamente dañado en su salud pues sigue siendo el mismo desde que fue concebido y merece todo el respeto. No es algún por ciento menos persona; su valor no cambia, lo que cambia es su estado de salud.

Ese estado de salud dañado por la enfermedad merece ser tratado y seguir los protocolos para que recobre lo más posible la salud perdida. No por una "compasión" mal entendida debe ser eliminado; lo que hay que eliminar, hasta donde sea posible, es la causa de su dolor o enfermedad...no a la persona que padece ese mal.

Eutanasia viene de eu (bien) y tanathós (muerte) y se le ubica en la definición de "bien morir", o sea que por "compasión" se aplica la muerte a la persona que sufre abundantemente a causa de una enfermedad ya sea administrando alguna sustancia letal o dejando de administrar algo vital para esa persona; la primera es Eutanasia activa y la segunda es Eutanasia pasiva.

Por desgracia, a quien se propone para aplicar la Eutanasia es siempre el Médico o alguien del equipo médico, faltando gravemente al Juramento Hipocrático en su actuar profesional pues elimina al que sufre y no a las causas que lo hacen sufrir.

Nuestra sociedad mal educada con temor al dolor (algofóbica), nos empuja a pensar que todo aquello que elimine el dolor es bueno y no importa que en ese camino se ejecuten acciones que eliminan al que sufre ese dolor. Esto es una gran equivocación ¡Matar a un ser humano no puede ser bueno!

La Ortotanasia viene de orthos (recto), es realmente la buena muerte, cuando al paciente en gravedad extrema se le acompaña con todo aquello que aligera su sufrimiento con apoyo médico y espiritual hasta el último momento de su vida, pero sin matarlo.

Por desgracia, la ignorancia sobre esto y las malas intenciones de desprecio al valor la vida humana lleva la confusión a muchas personas que terminan estando de acuerdo con la Eutanasia y acabar con un sufrimiento eliminando al que sufre de una vez.

Los que defienden la Eutanasia, tratan de hacerla parecer buena, pero en realidad ¡es un homicidio, un suicidio o un suicidio asistido ...!


El Médico no es el dueño de la vida, por lo que no le corresponde a él dar la sentencia de muerte.

Sólo al Creador le corresponde determinar el momento de inicio y fin de nuestra vida, mejor dicho, el principio de una vida mejor para quienes reconocen a Cristo como "el Camino, la Verdad y la Vida"