LA MODESTIA EN NUESTRAS NIÑAS
En uno de los múltiples festejos que se realizaron por el Día del Niño que, por cierto, aún no terminan, presentaron varios bailables interpretados por los propios niños y niñas. A principios, me agradó recordar mi infancia con las danzas folclóricas mezcladas con viejos juegos y canciones que de niños disfrutábamos por la calle o el parque. Mi gusto apenas duró unos minutos porque en seguida se presentó una danza polinesia. Antes de que se me juzgue de estrechez moral, permítaseme compartir algunas circunstancias que inspiraron la presente reflexión.
Lógicamente, las niñas se cubrían brevemente, con un paño abajo y unas conchas arriba y, al son de la música, movían agitadamente sus caderas. Las pequeñas inocentes, con cabellos sueltos y sobre maquilladas, parecían sentirse como estrellas de televisión, ante la mirada expectante del público, entre el que abundaban más adultos que niños, sobre todo más mamás y abuelos. Durante el bailable, que terminó con sonoras vivas y aplausos, notablemente más intensos que los que otorgaron a los bailes y juegos tradicionales, se levantaban decenas de celulares grabando lo que sucedía en el escenario.
Los parientes de las menudas bailarinas, corrieron emocionados a abrazarlas, expresándoles su inmenso orgullo por tan coqueto baile y disfraz. Cuando me percaté de que las propias mamás se sonrojaban (no por un dejo de pudor al ver a sus hijas semi descubiertas, sino por el júbilo que les produjo verlas bailar) me preguntaba si esas madres o abuelas, seguramente de la mejor buena voluntad, habrían oído hablar, alguna vez, acerca de la Modestia y el Pudor, que son virtudes "hijas" de la gran Virtud Cardinal de la Templanza.
La Modestia es la virtud que modera nuestras inclinaciones relacionadas con nuestro exterior, como los movimientos, gestos, risa, vestido, etc.
Creo que, a todas las mamás y maestras cristianas modernas, les caería bien recordar el "a", "b" y "c" de la modestia, y que de niñas y adolescentes nos daban:
- Cubre tu cuerpo y vístete con decencia por respeto a tu personita y para que otros no te falten al respeto.
- Cuida tu andar, tus posturas, tus gestos y movimientos, y que muestren que eres una niña de buena educación.
- Evita resaltar tus vergüenzas o deficiencias que afean tu cuerpo y tu alma, o modas indiscretas: prendas muy cortas, escotes profundos, ropa entallada o transparente, etc., etc.
En cuanto a la virtud del Pudor, es una especie de Templanza que modera aquellas cosas que pueden llevar al deleite sensual, como las miradas, conversaciones, etc. Me pregunto si todos los espectadores de la referida danza, la veían con los mismos ojos. Hoy, con el asombroso aumento del diabólico vicio de la pederastia, los papás y maestros deberían tener más cuidado en proteger a nuestras niñas del asecho de los monstruos que, aun sin necesidad de detonantes, se mueven a su alrededor.
Ciertamente, bailar una danza polinesia no es grave. Lo que sí es grave es que día, con día, y con nuestro ejemplo, no enseñemos, corrijamos y formemos a nuestras niñas en la Modestia.