¿INCLUSIÓN O EXCLUSIÓN?
Vivimos en los tiempos en que alinearse a la "cultura de la tolerancia", ya no es opción.
La inclusión, es parte de "los valores" de casi todas las instituciones o empresas actualmente.
Hemos sido testigos del cambio de mentalidad de
los mexicanos, a partir de unos años para acá. Han sido tanta las campañas de
difusión y el bombardeo de este concepto, que hemos llegado al punto en que
"todas son todes"; en que decir la palabra "joto", aunque sea en un chiste,
puede ser ofensivo para la comunidad LGTBQ+; en que asistir a trabajar el 8 de
marzo siendo mujer es pecado o ser católico provida te hace el villano de la
historia.
Entonces, muchos prefieren mejor callar para "ser
empático", es decir, inclusivo, aunque delante de sus ojos vean el error y la
falsedad que todos estos movimientos de reingeniería social sostienen y que no
edifican o abonan en nada a las personas que lo promueven. Al contrario, todo
esto recrudece la división social; es decir, para ellos, eres parte de o eres
el enemigo y entonces, la gran incógnita es
¿dónde queda la tolerancia que ellos mismos exigen para el que piensa
diferente? … Entonces, ¿es una falsa tolerancia? … ¿En qué radica la inclusión
que ellos predican?
Según la Real Académica de la Lengua Española, la
inclusión es la conexión o amistad de alguien con otra persona, entonces
"todos tenemos que ser amigos", eso sería el ideal, pero siendo realistas, y si
te cae mal la persona, no te llevas bien, no comparten nada en común,
independientemente de su preferencia sexual, su condición física o su religión.
"En teoría" tendrías que tener libertad de elegir con quien interactuar, qué
pensar, qué creer, cómo actuar y qué decir, pero según las nuevas políticas
públicas referente a estos temas, eso es discriminar.
En nuestro país, a nivel gubernamental, se ha
vuelto uno de sus ejes centrales de trabajo, tan es así, que existe el Consejo
Nacional para Prevenir la Discriminación, que busca por medio de su Programa
Nacional para la Igualdad y No Discriminación, promover el cambio cultural
en los centros laborales tanto públicos como privados, así como su
certificación en la Norma Mexicana para la Igualdad y No Discriminación.
Por ello, ahora vemos como muchas empresas
(algunas por "cuota", otras por convicción) para aceptar nuevos colaboradores, éstos
deben de firmar que están de acuerdo con las "lineamientos o políticas de
inclusión", aunque vayan en contra de tus principios, o de su forma de ser y de
pensar …
Tristemente, la institución que está diseñada para
ir tras la verdad y pudiera combatir estos errores, la Universidad, ya fue corrompida.
El ejemplo de esto lo acabamos de ver recientemente en la UBC (Universidad de
Columbia Británica) en Cánada, donde para puestos específicos de investigación
se excluye a hombres blancos heterosexuales, aunque sean los más capacitados en
el tema, y esto, porque no cumplen los denominados requisitos de diversidad,
equidad e inclusión (DEI).
Entonces, nacer varón, tener preferencia heterosexual y ser de test blanca, ahora atenta contra esto … ¡es ilógico! … ¿Esto es inclusión o exclusión?
Para no irnos tan lejos, aquí en México, la
Universidad considerada como la segunda mejor, según el ranking de 2024, tienen
todo un programa de "inclusión" tanto para colaboradores como para alumnos, y
su materia de estudio es la ideología de género, muy bien maquillada de
diversidad, equidad e inclusión. Y qué decir de la "Nueva Escuela Mexicana",
que ahí abiertamente está impregnada de estas falsas ideologías.
¿Qué será de las nuevas generaciones donde la
ciencia, las artes, la filosofía, la literatura no predominen en su formación
intelectual sino ideologías (ideas colectivas)? … ¡Se irán con la finta de que
como todo el mundo así piensa, entonces es verdad! … Aunque este comprobado lo
contrario.
¿Por qué ir contra el orden natural que siempre ha
imperado, y de donde ha salido todas las ramas del conocimiento que lo estudian?
¿A dónde iremos a parar?