¡FRÁGILIDAD HUMANA!
Hoy hubo tertulia en el café de la mañana; nos reunimos varios amigos y colegas para ponernos al día de los acontecimientos. Como algunos no son parroquianos constantes, la charla para abrir boca fue sobre el estado de salud de la "antigua flota" que estaba presente. Todos aquejados por la edad, comentaban sus dolencias y las presumían, como general a sus medallas. El que no tenía infartos al miocardio, estaba diabético o había superado la cirugía de próstata. A algunos les faltaba la respiración y traían una pequeña redoma de oxígeno; son los fumadores que arrastran de 50 a 60 años de ser adictos al tabaco.
Salió a colación el tema de la "fragilidad humana" ... ¿Cómo es posible que un cuerpo humano dure tanto, con lo delicado que es? ... No hay frío que no lo entuma, alimento que no le siente y licor que no lo enhebre. Definitivamente el cuerpo humano tiene algo de mágico para soportar tantos años, con el maltrato que se le da. Es maravilloso el cuerpo, cada día se restaura a sí mismo, hace un trabajo incansable y no se cansa de reparar y compensar los excesos alimenticios o lesiones adquiridas.
Por otro lado, el exceso en los ejercicios para mantenerse en forma, lo desgastan anticipadamente y a los 50 o 60 años pagas la factura, que en algunos casos es altísima: ... que la artritis, que el dolor en la espalada, que el hígado graso, que los dientes o que el juanete.
¡Jóvenes ... disfruten su juventud!, ¡muchachos ... no se excedan en nada!, ni en el dormir, en trabajar, en leer, comer o descansar. Lo que más altera la armonía corporal es el no hacer nada ... esto mata lentamente y atrofia el músculo del pensamiento.
Por nuestra parte, somos un caso de sobrevivencia, porque, si vivimos, es un milagro por lo delicado del organismo. Además, échale la intoxicación casi permanente por los remedios y medicinas que en su mayoría son activísimos venenos.
Total ... los aquí reunidos declaremos, que seguimos vivos contra nuestra voluntad, porque hemos abusado de la vida: la juventud fue devorada en grandes bocados y en la madurez estamos lidiando con las consecuencias de la juventud.
¡Pero qué lindo es el vivir! ... ver el sol cada mañana ... arrastrando nuestros dolores y padecimientos. En estas tertulias, antes cambiábamos opiniones, puntos de vista, hacíamos planes y proyectos y queríamos comernos al mundo de un bocado; ahora tratamos de hacer, ya sin esfuerzo, los proyectos titánicos que no hicimos de jóvenes, pero para todo hay mañas ... ahora se llama "experiencia".
Después de charlar, reír, quejarnos e intercambiar recetas para tal o cual enfermedad, nos despedimos con el ánimo y la esperanza de volvernos a ver. No sabemos dónde, si aquí o allá.
¡Sólo Dios sabe ... en Él está nuestra esperanza!