EL SER IMAGINARIO

29.02.2024

Cuando nos sumergimos en la imaginación, siempre creemos que alguien vela por nosotros, creemos que es el Ángel de la Guarda, el Espíritu de Dios, un familiar que nos protege o simplemente un amigo que ve por nosotros.

La realidad no está muy lejos de esta apreciación. Debemos estar seguros y convencidos de que Dios, al nacer cada uno de nosotros, nos encomienda a un Ángel, para que nos lleve por el buen camino durante la vida.

De esta verdad, había una versión infantil ¿la recuerdan? … Aquélla donde el Ángel de la oreja derecha nos aconseja y nos sanciona, exhortándonos al bien y a las buenas obras. Y el diablito, que está en la oreja izquierda, nos anima a desobedecer la Ley de Dios, que nos lleva al pecado, usando la razón desnuda.

Pues bien, hay otras entidades que nos acompañan en la vida, y son los héroes de novela, producto de la imaginación ajena, o bien, aquel amigo real o imaginario que es testigo de nuestras cuitas y que es nuestro confidente transparente, al que hemos llamado Gasparín.

O aquel ente espiritual que es producto de nuestro intelecto y nos provoca la iniciativa para acometer trabajos en los días … es la inspiración, a quien llamamos musa, que estimula el pensamiento y nos hace sentir acompañados, hasta llegar a amarlos entrañablemente. Platicamos con él, consultamos y, de vez en vez, lo soñamos.

O aquel dulce compañero del alma, que nos acompaña en la oración y nos hace sentirnos amados por Dios en casa, en el templo y en cualquier rincón donde lo invocamos.

Ven, ¡nunca estamos solos! … sino bien acompañados. Algunos pueden tener uno o varios, o todos, pero son necesarios para mantener el equilibrio en lo emocional y controlar el estrés.

Si no tienes alguno de estos amigos en tu mente … búscalos. Nada hay más terrible que la soledad, y sólo vale la "soledad sonora" o la "música callada" para tener un aliciente espiritual en el cual confiar.