EL SENTIDO ORIGINAL DE ECUMENISMO

Es bueno que los católicos recordemos cuál fue el sentido original de la palabra ecumenismo, pues desde hace décadas, esta palabra se ha vuelto clave en el lenguaje religioso pero con otro significado, prácticamente contrario al original.
Desde la segunda mitad del siglo XX, la palabra ecuménico fue adoptado por los conciliares y postconciliares para referirse al esfuerzo de la Iglesia Romana por acercarse a todos los credos religiosos -especialmente a los cristianos en general y a los judíos-, de ahí sus insólitos encuentros con líderes o asociaciones protestantes o anglicanas.
Sin embargo, el sentido original de la palabra ecumenismo era el que entendía la Iglesia Católica de veinte siglos, de acuerdo a su origen etimológico. El término <<oecumenicus>> en los Concilios realizados, se refería a la convocatoria universal o ecuménica para que los Obispos de todo el orbe, acudieran a la reunión. Es decir, la palabra "ecumenismo" era la expresión práctica de una nota distintiva de la Iglesia: su Unidad en la misma fe (es decir, en la misma Doctrina). De ahí mismo, el origen del término "católica" que significa universalidad.
Lamentablemente, al paso del tiempo, los hechos han demostrado lo contrario, porque en vez de que los hombres y las naciones se conviertan a la verdadera Iglesia fundada por Cristo, más bien se acercaron tanto al mundo que se mimetizaron a sus intereses (terrenales), a su mecánica (pragmática) y a sus costumbres (secularizadas).
¿Pero a qué se debe el cambio de acepción del término ecumenismo? Bueno, para nadie es desconocido que, desde finales de los sesenta del siglo pasado, las autoridades eclesiásticas quisieron modernizar su rumbo con la idea de acercarse más a los fieles y al mundo actual con el propósito de que reconociendo sus creencias, podrían eventualmente acercarlos al catolicismo. Sin embargo, sucedió que la Iglesia, antes buena vecina de los Estados, se ha hecho su amiga, de tanta confianza, que ahora, sus preocupaciones parecer ser más terrenales que espirituales, como si se tratara de otra asociación cívico-política. En sus encuentros, los temas en común, lo dicen todo: la protección del ambiente, la lucha contra la pobreza, la promoción de la paz y la seguridad interna. En ocasiones, hasta parece que la propia Iglesia ha aceptado ser un miembro más de la ONU que se sujeta a los dictámenes de los que verdaderamente gobiernan al planeta: el Nuevo Orden Mundial. Pero lo más preocupante es que, además de conformarse a la agenda política del presente, parecen renunciar a la supremacía de Cristo y de su Iglesia como única Verdad (sin componendas con las falsas religiones) cuando se reúnen a "orar" con quienes decidieron, desde hace muchos siglos, rechazar a Cristo, a su Iglesia, a su jerarquía y a su doctrina.
Si el ecumenismo es para que se conviertan los hombres a la Iglesia Católica, ¡bienvenido! Si hoy manipulan la palabra ecumenismo0 y por ella entiende que Roma debe transigir en su fe y en su misión, e inclinarse a favor de una paz profana y anticristiana, los católicos deberíamos rechazar esos escenarios teatrales. Reunirse con líderes políticos y/o religiosos sólo conduce a la conformación de una religión única y universal: el Humanismo.
