EL MASOQUISMO DE LA AUTOPERCEPCIÓN O LA MENTIRA DEL FEMINISMO

14.08.2023

¿Qué persona desearía ser mujer en una sociedad patriarcal, opresora del sexo débil, que subyuga, oprime e invisibiliza a la mujer; en una sociedad en la que el abanico de posibilidades parece darle al hombre, sin otro mérito que el de su realidad biológica, un grado superior y preferencial en cuanto a los intereses sociales se refieren?

¿Quién elegiría ser mujer, si pudiera decidir la estructura cromosómica y la realidad biológica y psicológica con la que habría de ser concebido y nacer? Parece que sólo alguno que necesariamente habría de ser masoquista, o, ¿por qué no? ¡Dentro del marco artificial de nuestro ordenamiento jurídico occidental, un español! Como tantos que lo han decidido sin otro requisito más, que su dicho de "autopercepción", tras la promulgación de la así llamada "ley trans".

Observamos, en España, por ejemplo, un fenómeno diríamos "masivo", en el que los varones españoles acuden a solicitar que el Estado les reconozca, en virtud de la "ley trans", su calidad legal de mujeres. Este fenómeno masivo es llevado adelante por un porcentaje de más del noventa por ciento de los hombres biológicos que solicitan su cambio de genero al femenino.

Hay una evidente razón en este movimiento transgenético y no tiene nada que ver con disforias o problemas de identidad, sino justamente, con los beneficios que el Estado concede a las mujeres en los distintos ámbitos: académico, empresarial, político y etc...

Por otra parte, no es difícil observar cómo el atractivo discurso feminista ha terminado por seducir en mayor o menor medida, incluso a los sectores conservadores, y que de manera más o menos general y trascendente, las inteligencias femeninas (sin excepción de las generaciones mayores) están solidarizadas con una "sororidad" que las hermana a todas en una causa común contra el "patriarcado y la opresión del sexo fuerte".

Sin embargo, es necesario mostrar a las claras lo que es en realidad el feminismo, y evitar la trampa mortal en que se encuentra la mujer.

Así pues, y quitándonos un poco el lente progre, se nos ofrece una alternativa sensata: la de entender que el movimiento feminista es, en realidad, no un movimiento defensor de la mujer, sino justamente su principal opresor.

En efecto, desde el momento mismo en que suprime (a través de su hija natural, la ideología del género) el concepto objetivo de mujer, como miembro de la especie humana con una realidad biológica y genética femenina (con aparato reproductor femenino), reduciendo la identidad a una mera autopercepción (existencialismo puro), desde ese momento, repito, el feminismo empieza a oprimir, invisibilizar y vulnerar a la mujer. Esto es así porque, como dije, aunque el feminismo se presente como un movimiento que defiende a la mujer, contradictoriamente también ha aniquilado el concepto de mujer. Y si no se capta esta lógica de autodestrucción, veamos el cada vez más recurrente subterfugio de hombres biológicos (y dicho sea de paso, el único modo real de ser hombre). Sea por la evasión de las responsabilidades que se imputan a los hombres cuando destratan a una mujer, (como golpearla ­-violencia de género-), o por la facilidad de medios que se otorgan a la mujer, empiezan repentinamente a "autopercibirse" como mujeres, y entonces, ya no se habla de violencia de género, sino a lo más, de riña entre mujeres.

Parece que éste es el "tipo de justicia social" a que accede un movimiento que quiere prescindir de la naturaleza, pues al final, se elimina el concepto de mujer, porque pretende eliminarse la realidad natural. En realidad, es una ilegítima ficción jurídica que pretenden crear los Estados socialistas del siglo XXI. Al otorgar derechos cuya contraparte, las obligaciones que engendran se ordenan a un sujeto con la identidad biológica que justamente niegan. Esto hace posible, dentro del ficticio marco legal, burlar la responsabilidad del sujeto de tal obligación, con el uso de la misma lógica del sistema, en este caso, con el sólo dicho de "autopercibirse" distinto.

Aquí vemos como el Derecho no tiene el poder de crear la realidad, sino sólo de constatarla y cernirse a su orden con la promulgación de leyes que la expresen y tutelen.

Ahora sí podemos hacer una conclusión: los trans de la "autopercepción" están movidos, (como se observa en esos fenómenos masivos de transgenerismo en España), no por disforias y problemas de identidad más o menos reales, sino por las ventajas que se obtienen dentro de una sociedad, la cual, aun siendo acusada de opresora de la mujer y patriarcal, otorga grandes facilidades y posicionamiento a la mujer. Y si este es su incentivo real para "autopercibirse" mujeres, entonces queda comprobada la mentira que incesantemente difunde la Izquierda en el activismo feminista y que es, la de "la sociedad heteropatriarcal-capitalista". Porque, como pregunté al principio, ¿quién, sino un masoquista, elegiría ser mujer en una sociedad tan opresora de la mujer?

Dos planteamientos nuevos surgen de la conclusión a la que arribamos sobre la manipulación del movimiento feminista, y son: ¿Cuál es la verdadera finalidad de un movimiento que, presentándose como defensor de la mujer, está aniquilándola? Y, como movimiento inductivo del discurso, la pregunta anterior nos lleva a una más complicada: ¿Quién está realmente detrás de esta manipulación y porqué ha escogido a la mujer como sujeto de la revolución del siglo XXI?