EL DÍA DE TODOS LOS SANTOS
			            
Tal parece que este día que debía ser lúgubre en México, es todo lo contrario.
Aquí no hacemos caso del Halloween, que domina el comercio y que ha hecho del Día de todos los Santos, un festival de horror con calabazas, vampiros, monstruos de Hollywood y extorsión de niños que van tras sus dulces. Aquí, en las grandes ciudades, desgraciadamente se han colado entre la niñez esas ideas, queriéndolas hacer costumbre. Pero, en las poblaciones alejadas de grandes centros comerciales, las tradiciones se conservan.
El Día de todos los Santos, se conmemora el 1 de noviembre; la solemnidad, este año, es en sábado primero, en lugar del dos, como antes se acostumbraba a recordar el día primero a todos los angelitos es decir a todos los difuntos que eran niños y el día dos al resto de los fallecidos que, superando el Purgatorio, se han purificado totalmente, obteniendo la Visión Beatífica y gozan de la vida eterna.
En este día, no sólo se festeja el honor de los Santos que están en la lista de beatificados, sino que se celebra a todos aquellos Santos anónimos que no aparecen en la lista.
En la Iglesia primitiva se acostumbraba a celebrar el aniversario de la muerte de un Mártir, en lugar de su martirio. En la persecución de Diocleciano, en el año 303 d.C., el número de Mártires creció tanto, que la Iglesia señaló un día común para que todos celebraran esa fecha y de igual manera, en la Iglesia del Oriente. Hacia el año 608 d.C., Focas, Emperador de Oriente, donó al Papa Bonifacio IV el Templo del Panteón en Roma. En el siglo IX, el Papa Gregorio IV, trasladó un gran número de cuerpos de Mártires de las catacumbas hasta el Panteón, volviéndolo a consagrar el 1 de noviembre del año 835 denominándolo Santa María de los Mártires.
¡La fiesta de Todos los Santos honraba a quienes dieron su vida por la fe! … Durante la consagración del Panteón, se estableció un lugar sagrado que permitió integrar, en sí mismo, el espacio al culto de todos los Santos, no sólo a los Mártires y se fijó el 1 de noviembre por el Papa Gregorio IV. De esta forma, se llegó a consolidar una festividad que uniera a los fieles en una veneración común, llegando así, a convertirse en una celebración universal; en el día asignado para las cosechas en el territorio romano.
¡Pidamos a todos los Santos su poderosa intercesión y la gracia de imita sus virtudes!
