EL CABALLERO VALIENTE

El caballero valiente es el tipo de varón que las ideologías modernas no toleran, y, es más, es el tipo de varón que tratan de extirpar de la sociedad como si fuera un miembro enfermo. Se le ha inculcado que no diga nada, que obedezca las órdenes injustas sin replicar, que no use su fuerza para defender lo que realmente vale. Se le ha enseñado a ser una ovejita mansa ante el lobo feroz que ataca, un bote sin remos que es arrastrado por la corriente y, descaradamente, se promueve a un individuo feminoide que es incapaz de aceptar la responsabilidad de sus actos, que sólo se preocupa de sí mismo, de su apariencia, que no es capaz de sacrificarse ni por Dios, ni por su patria, ni por su familia.
Monseñor Tihamér Tóht les dice muy acertadamente a los jóvenes, que es muy poco probable que los varones tengan que hacer sacrificios tan grandes como lo son una expedición o luchar en la guerra... pero que nuestra Religión y nuestra Patria les piden una vida repleta de continuos heroísmos. Y que esto es lo más difícil, ya que se necesita mucha menos valentía para bañarse a mediados de enero entre los trozos de hielo que flotan en un río caudaloso, que para perseverar firme en los puros principios morales en medio de una sociedad que, de la vida, no tiene sino un concepto ligero. Les dice además que, ¡es valentía decir siempre la verdad!, ¡es valentía ser honrado! Y que ¡es valentía perseverar inconmovibles en nuestros principios! (Tóth, 2013, pág. 50)
No necesitamos que el hombre porte una espada para saber si es un caballero valiente. La valentía se puede distinguir en la vida diaria, "No existe mejor prueba de caballerosidad e integridad de un hombre que cómo se comporta cuando está equivocado" dice Chesterton en su libro El hombre común (Chesterton, 1993, pág. 52). El varón que en su día a día es honrado, guarda su pureza, acepta la responsabilidad de sus actos, defiende a viva voz al débil, a la mujer, a la verdad y a Dios, es el caballero valiente. Y yo, no dudo que, el día en que haya que hacer un gran sacrificio, un gran acto heroico, lo hará, puesto que ya está acostumbrado a vencerse a sí mismo.
La valentía, como toda virtud, es difícil de alcanzar, pero no imposible, ya que Dios ha hecho al hombre para que sea virtuoso: hombres valientes fueron los que lucharon en la batalla de Lepanto; hombres valientes fueron los que lucharon en las Cruzadas; hombres valientes fueron los que gritaron "¡Viva Cristo Rey!" antes de morir, y que generosamente, defendieron la Fe con su sangre.
Debemos de volver a ver con admiración y gratitud al caballero valiente, no debemos despreciarle, ya que él es el héroe de toda bella historia.
Bibliografía
Chesterton, G. K. (1993). El hombre común. Lumen. Obtenido de https://www.shu.edu/documents/El-Hombre-Comun.pdf
Tóth, T. (2013). El jóven de carácter. New York: IVE Press. Obtenido de https://radiocristiandad.org/wp-content/uploads/2017/12/tihc3a1mer-tc3b3th-el-joven-de-caracter.pdf
Señorita Paulina Estrella.