EL ARTE Y EL PARTENÓN

07.08.2020


La belleza es el tema a considerar. La búsqueda de la armonía en la forma, en los espacios, en el mármol y el sonido, han llevado a la humanidad a adornar con el recurso estético, un ambiente cargado de equilibrio para el disfrute de los sentidos.

Al hombre no le basta con el alimento y la cueva. Cuando se desarrollaron las comunidades y abandonaron la vida nómada, el espíritu humano se empezó a preocupar de la armonía de su entorno.

Dejaron de vestirse con pieles y con la actividad agrícola se inició la era de los textiles; el tejido sustituyó a las pieles y junto con esto nace la alfarería, y el diseño; no se conformaba con lo liso y quiso el hombre adornar sus tejidos y sus platos.

¿Cuáles eran los motivos? Los árboles, las flores, el sol, la luna y los animales. Estos temas eran su inspiración, el concepto, un figurativo "abstracto", aún hoy se maravilla uno con la calidad de sus diseños. Cuando el hombre se atavió y comió como persona, se empezó a inquietar por la arquitectura, no para sí, sino para aquellas manifestaciones incomprensibles de la naturaleza y empezó a rendir tributo y adorar a los dioses.

Detrás de todo aquello que no entendía, comprendía muy bien que había un poder más grande que su imaginación y los cuatro elementos tomaron su lugar entre los dioses. Así nació la Filosofía, con respuestas simples a sus anhelos. Se empezó a preguntar sobre su origen, su ser y su destino.

Los templos empezaron a tomar forma y organizó su clero, sus ofrendas y sacrificios. Éstos estaban dedicados a sus númenes y sus tótems... pero tenían que ser bonitos. Se adiestraron en la talla de madera y el marfil; siempre usaron los mejores materiales... lo mejor para los dioses.

Las mujeres, por su parte, contribuyeron con su delicadeza y nació en pequeño, las grandes obras de los hombres. Los primeros adornos femeninos nacieron como "protección" o pertenencia y fueron una imitación colgante de lo grande: pequeños dijes en collares, anillos y pulseras; la mujer se adornó con los símbolos de sus hombres.

A estas alturas ya habían nacido las técnicas primitivas del dibujo, la pintura, el modelado, la escultura, la arquitectura y le llegó su turno al lenguaje. Así nacieron los primeros glifos, pictogramas y abecedarios. Por fin, una forma de trasmitir el conocimiento; a los Anales orales se incluyeron los escritos documentales y con ello la historia. Ya podían dejar los hombres una huella en el tiempo.

Cuando las aldeas pasaron a ser ciudades, ya había especialistas profesionales en estas ramas del arte y la escritura. Siempre fue inquietud de los antiguos artistas, la Estética, y de esta forma nacen los cánones, que iban a perdurar por generaciones. Éstos comprendían la cosmovisión de sus creencias y la forma de representarlos; la base era la armonía y el equilibrio, con los rasgos propios de su grupo étnico y social.

Con tantas preguntas que se hacían, nacieron los primeros textos sobre el Arte y sus aplicaciones prácticas para la vida cotidiana. Llega por fin el Boom estético, como resultado de pensar, observar y trabajar.

Nacieron los griegos, esa cultura bendita que esculcó más que ninguna el pensamiento, las artes plásticas y la arquitectura. Surgen los grandes cánones de las artes y todo era armonía. La Poesía y la Literatura iban de la mano, esparciendo la semilla del saber. Florecieron la Escultura como parte inseparable de la Arquitectura, la Pintura. La Escultura sobresalió para adornar las ciclópeas obras públicas y tenemos como resultado el Partenón en la colina de Atenas.

Fue el momento cumbre de Pericles, quien gobernó a Atenas y el Siglo de Oro se nombró también "Siglo de Pericles". El período que gobernó Atenas comprende entre las Guerras Médicas y las del Peloponeso. Este aristócrata personaje fomentó las artes y la Literatura, y fue él quien proyectó la construcción de las estructuras en la Acrópolis, entre ellas el Partenón.

Según los entendidos, este edificio de mármol es, desde hace 2,500, años, el prototipo perfecto en Arquitectura. En todo el mundo occidental y del Medio Oriente, toda ciudad respetable, tiene algún edificio imitando sus dimensiones, su estilo y por lo general, es el edificio más importante en la ciudad.

Este Partenón es el compendio de las Artes fincado por los más puros representantes del Arte griego, las esculturas de su frontispicio y sus metopas son una enseñanza perenne para la humanidad. El Friso de Fidias -ya desaparecido-, era una enorme franja esculto-pintada en la base de tejado y soberbia escultura de Palas Atenea -de once metros-, un dechado de técnica, recubierta de oro y marfil, hace suponer que más que un templo dedicado a Atenea era una tesorería del Imperio.

Si le inquieta el Partenón, hay una réplica que se hizo en 1897 como parte de la Exposición del Centenario, en Tennessee, y se conserva en muy buen estado a escala real en la ciudad de Nashville. Aunque es una réplica, es un agasajo para el espíritu presenciarla en tan colosales dimensiones.