EL ANCIANO NO ENCUENTRA SU SITIO

Esta colaboración pretende hacer una reflexión sobre la realidad en que viven los ancianos que han acumulado muchos años.
Todas las personas que han rebasado la edad promedio de vida, se encuentran desubicados respecto a las generaciones actuales. La mente, que contiene muchas experiencias, no la pueden transmitir a las generaciones actuales, por falta de comprensión y desinterés que la juventud actual tiene sobre el pasado.
La historia personal, las costumbres y los ambientes han cambiado tanto de generación en generación, que han hecho del presente un mundo desconocido, aun en pueblos y ciudades que fueron su hogar y su centro de actividad.
El hombre y la mujer que han vivido mucho, han participado en diferentes ambientes donde las personas han cambiado y, poco a poco, desaparecen los hilos que mueven a una década de otra, es decir, que una persona de 80 o 90 años trae en su bagaje tantas experiencias como décadas en la espalda. Han cambiado las costumbres, las leyes y por eso viven y recuerdan el pasado comparándolo con lo que están viviendo.
El que actualmente sobre pasa la tercera edad, no espera más de la vida, ya que, ha sido testigo de un México empedrado, iluminado por un foco en las encrucijadas, al tráfago del asfalto y de la luz de Leds; de ser poblaciones pequeñas, han lidiado con el cambio: millones de personas, con el tráfico, las distancias, el estrés, la moda y la nueva alimentación. Las buenas costumbres, antes, eran tan cuidadas, regidas por la honestidad en el silencio y el temor de Dios. Ahora son una vorigen de impudor, ruido y repudio a nuestro Creador. Las costumbres, además cambian de una década a otra, es como vivir varias vidas, durante la vida.
Ya no se identifica con la generación actual y añora el pasado cuando fue feliz, y esto, por lo general, se refiere a sus años de juventud.
Con el tiempo van desapareciendo las personas e instituciones en que fueron importantes … y el olvido hace presa de sus recuerdos. Ya casi nadie vive para compartir sus años de gloria.
Lo que antes era importante y regía la sociedad, ya está en el olvido. Todo cambia por décadas: la moda, los alimentos, las distracciones, el conocimiento y el aprendizaje. Antes una generación casi no tenía variaciones, ahora, cambian constantemente. No es lo mismo tener un teléfono por barrio, que tener uno o dos por persona. El trabajo … ¡cómo costaba trabajo!, ahora, la información está en línea y la investigación se ha reducido para aligerar y ampliar la diversión. Antes, se tenían dos o tres bailes oficiales en la ciudad, ahora, hay dos o tres cada semana. La moda ha perdido muchos centímetros, la distracción de la carne al desnudo es una carga más, en el diario vivir.
Se ha modificado el respeto, es más, ya se ha perdido el que había por las personas mayores: antes los ancianos eran un tesoro social, ahora son una carga; hasta el Estado reniega de ello, y algunos sugieren que ya mueran, para dar espacio a las nuevas generaciones.
Sólo queda confiar en la Divina Providencia y prepararse para la partida. Lamentándose, quizá de no haber podido dejar escuela, ya que éste, se modifica vertiginosamente. Ya casi nadie tiene un condiscípulo y menos discípulos; cada persona, va por la vida en solitario, sin el brazo protector del amigo, de la familia o el Estado.
Cada quien, vive su vida, y los viejos, sólo esperan dejar la suya.
¡Se llevarán sus recuerdos y sus amores, que serán una referencia a la Eternidad!