CLAROSCUROS DE LA PANDEMIA
Ya han pasado más de dos años que el COVID-19 llegó para quedarse en nuestro país, trayendo a su paso, un sinfín de tragedias, aprendizajes y revaloración de las cosas. Durante este tiempo, se presentaron escenarios poco esperanzadores. Las noticias del día acentuaban la tragedia en las estadísticas que presentaban, vislumbrando un pronóstico poco prometedor para los mexicanos.
A muchos les ganó el miedo, y no sólo tomaron las medidas higiénicas recomendadas, sino que extremaron su contacto con el exterior; a otros nos dolió en el alma, despedirnos inesperadamente y ver partir a aquellos que no tuvieron la fortuna de sobrevivir al virus, pero más triste fue saber que morirían solos y sin auxilio espiritual. Y qué decir de las familias separadas no sólo por el confinamiento, sino por la vacuna, y, de todos los que vieron desfallecer sus proyectos o negocios.
Al final, vivimos una lastimosa experiencia, que, sin duda alguna, dejó grandes aprendizajes positivos y negativos y que marcó la historia de la humanidad:
- En la familia, vimos cómo tras la convivencia de 24 x 24 horas al día, muchos se reconocieron nuevamente, se estrecharon los lazos y los vínculos de amor relucieron. Para otros fue lo contrario, ya que la diferencia de opinión acerca de la vacunación trajo la separación.
- La desesperanza y falta de fe, se vio reflejada en el miedo profundo de salir infectado, y por eso, la aceptación de la vacunación sin cuestionamientos. Sabemos que hoy en día el 72% de la población mexicana ya optó por vacunarse completamente, sin saber sus futuras consecuencias.
- El corazón de muchos católicos se entibió al no recibir los Sacramentos por el miedo de exponerse al contacto; para ellos, la Misa pasó a segundo grado. Para aquellos católicos que se mantuvieron firme en la fe, fue una experiencia que sirvió para refugiarse en Dios y confiar en su Providencia.
- Muchos vieron sus proyectos truncados. Negocios, que, aunque estuvieran consolidados, tuvieron que cerrar al estar inactivos, la economía se vio mermada en todos los sectores, lo que significo buscar nuevos medios de ingreso y formas de trabajo, siendo la tecnología la herramienta para lograrlo; el término de "home office" sobresalió y se quedó. Para los que vivían al día, salir era su única alternativa, nada cambio.
- En el ámbito educativo, nuestros niños y jóvenes tuvieron que adaptarse y ser resilientes; el mundo como lo conocían cambió, ir a la escuela era conectarse a una videoconferencia de varias horas, haciendo del proceso de aprendizaje algo tedioso. Los que se esforzaron, desarrollaron habilidades autodidactas, y la evidencia comprobó que, en la mayoría de los casos, los frutos fueron pocos y que no se aprende igual a distancia que de manera presencial.
- El uso del tiempo, para muchos fue revalorado, ya que tuvieron la oportunidad de sobrevivir a la enfermedad pero para la mayoría, significó desarrollar apegos al pasar tantas horas en el teléfono móvil, en la tablet, viendo series, etc.
- La manipulación de la información por parte de las autoridades fue el medio para "reeducar" y ver el grado de control sobre la población en general. Para algunos lo dicho era real; aquellos que vieron cuestionable la vacunación obligatoria fue el despertar a la realidad que vivimos.
Con certeza vemos que, tras la tragedia, el hombre bueno se ennoblece y el malo aprovecha el sentimentalismo a su favor. Sólo quien tiene presente que la vida no acaba en este plano terrenal, pudo sacar un buen provecho de la pandemia del COVID-19.