¿"BENDICIONES" SIN ARREPENTIMIENTO?

26.09.2024

Algunos homosexuales siguen insistiendo en que la Iglesia Católica debería darles más que una simple "bendición", como en Colonia, Alemania, donde seglares y clérigos retan al Obispo Reiner María Woelki para aumentar el apoyo eclesiástico a las uniones gays.

Quizá no tarda en que en otras partes del mundo se repliquen estas manifestaciones, luego de la gran palmada que el Vaticano dio a los homosexuales, a través de la muy controvertida Declaración, Fiducia Supplicans, firmada por el conocido liberal y Prefecto de la Doctrina para la Fe, Víctor Manuel Fernández, y avalado por Francisco.

Para algunos ingenuos creyentes, este documento aboga, como lo dice el título, por el uso de la confianza, por una parte, de los Sacerdotes para bendecir "espontáneamente" a las parejas "irregulares", pidiendo a Dios para que los solicitantes "abran su corazón a la Misericordia de Dios" … Y por otra, dicen, para que los propios solicitantes se mantengan abiertos a ella… Se oye bien, ¿no?

Sin embargo, para cualquier católico de sentido común, estas supuestas "bendiciones" permitidas por las autoridades, de ningún modo pueden ofrecerse a los homosexuales en cuanto la solicitan para su unión, en vistas a proseguirla.

En la Declaración referida, señalan ser la respuesta a los cuestionamientos que varios Cardenales (Dubia), presentaron ante los responsables de su redacción. Seguramente, éstos "sudaron la gota gorda" intentando defender lo indefendible, y como no tenían argumentos para sostener su posición extrañamente tolerante, recurrieron a varias falacias del todo inaceptables, por ejemplo, que:

-Se mantienen de acuerdo a la "tradición de la Iglesia".

-Desde el Antiguo Testamento siempre han existido varios tipos de bendiciones (descendente, ascendente y de extensión).

-Que quieren imitar a Cristo que bendecía a los pecadores.

-La Iglesia, como madre (sic), quiere mantener a sus hijos pecadores cerca de Dios.

-La Iglesia Católica no pretende elevar esas "bendiciones" a Sacramento (como el Matrimonio).

-Estas bendiciones deben darse con la "espontaneidad" con las que el pueblo las solicita con otros motivos, y que no deben excluir a ninguno de estas "devociones populares", etc., etc., etc.

Si nuestros estimados lectores leen todo el texto con el más claro y honesto sentido común, lo más seguro es que coincidamos. A nosotros, nos dejó el inconfundible "sabor de boca" de cuando te quisieran "ver la cara" o de que sientes que "te dieron atole con el dedo". Por ello, dejemos en claro que las uniones homosexuales, por ser esencialmente pecaminosas, no pueden ser bendecidas por ninguna iglesia y menos por la Católica, simplemente porque Dios, por su Santidad, ama lo bueno y aborrece la maldad. Es decir, porque:

-Desde el Antiguo Testamento, Dios castigó severamente a los sodomitas y en las Tablas de la Ley (10 Mandamientos), prohibió la fornicación entre hombre y mujer, y con mayor razón, toda práctica contra natura. Nuestro Señor Jesucristo no abolió esa ley antigua; aun más, la perfeccionó.

-Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo es infinitamente misericordioso con cada hombre y mujer por pecador que sea, pero que se arrepiente (o por lo menos, con quien desea o intenta arrepentirse).

-La Iglesia Católica sí es Madre, pero en consonancia con la Voluntad de su Divino Hijo. Por eso, Ella ruega por nosotros, para que nos arrepintamos y volvamos a la Iglesia.

-Se nos puede bendecir a cada uno de nosotros, a pesar de que todos somos pecadores -incluso a los que lamentablemente alberguen sentimientos o inclinaciones desordenadas-, pero la Iglesia no debe bendecir a dos pecadores obstinados que pretendan seguir con su ilícita unión.

Los verdaderos católicos debemos orar y ayudar a quienes espiritual o psicológicamente se encuentren enfermos, pero no aceptar, promover, y menos bendecir lo que Dios aborrece.