Así educarán a tu hijo en México (VI) EJE ARTICULADOR No. 5 “VIDA SALUDABLE”
A pesar de que este Eje Articulador parece ocupar más líneas que los demás, nos parece que aporta sustantivamente poco al tema de la salud. Sin embargo, en medio de generalizaciones y de escasas innovaciones, aparecen de manera clara, las consignas globalistas de izquierda, que fundamentan los últimos proyectos mundiales, particularmente, la Agenda 2030.
¿A qué consignas nos referimos? A las que obligadamente aparecen en todo discurso político, cultural, social o educativo. Por ejemplo: lo comunitario y social (por encima de lo personal); la asimilación de la actual homosexualidad (en contra de la ciencia, pensamiento y costumbres antiguas); la igualdad y equidad entre mujeres y hombres (para desterrar la visión "patriarcal"); los derechos reproductivos de la mujer (para evitar embarazos "no deseados"); y el cuidado del medio ambiente (en pro de comunidades sostenibles).
Al respecto, reflexionemos:
La salud, convencionalmente, ha sido asociada al equilibrio físico y emocional de la persona. Si ésta en lo individual es sana, naturalmente la sociedad se beneficiará de la armonía que dimana de sus integrantes. En el texto sobre "Vida saludable", desde las primeras líneas, consideran a la salud como un hecho "social" e "histórico", como queriendo llevar el tema a un campo ideológico de corte socialista, en el que lo comunitario es prioridad.
Del tema "social", se brincan a lo "histórico", ya no para defender las tesis hegelianas que fundamentan la dialéctica marxista. No, no; no llegan a tanto. Simplemente, con lógica pueril, sostienen que así como antes era "normal" fumar, y ahora se considera como "enfermedad", así también, con lógica inversa, "la homosexualidad se consideró una enfermedad y delito… -y- hoy es un derecho y una orientación sexual que forma parte de la diversidad de las personas".
Seguramente para cualquiera, en este ejemplo resulta clara la dolosa defensa que hacen acerca de la homosexualidad, echando por tierra lo que la Biología y la Psicología -como ciencias-, y la ética universal y cristiana -como códigos de conducta, han establecido por siglos. Desde los primeros párrafos, sueltan de golpe -sin previo contexto- el tópico de la homosexualidad como para que el lector, si no leyere la demás paja, introduzca en su cabeza esta práctica que, por tanta insistencia, ¡poco falta sea obligatoria! Efectivamente, esta anormalidad fue considerada hace más de cien años, por Freud -un famoso médico, y ¡no cristiano!-, como un desorden psíquico, enfermedad o parafilia, y peor aún, como "desviación o aberración sexual", que requería tratamiento para corregirlo. Entonces, no nos confundamos ante el actual bombardeo psicológico al respecto. Las relaciones con el mismo sexo no es algo normal, sino anormal, simplemente porque la naturaleza humana dispone al sexo femenino y al masculino para unirse, sí por atracción psico-física, pero como único medio para la procreación y para la conservación de la especie, como lo hacen los seres vivos, por ley natural.
Y hablando sobre la procreación, está bastante documentado que las élites que gobiernan al mundo, particularmente desde el siglo pasado, no quieren procreación, es decir, más población, porque temen se agoten los recursos naturales del planeta, en detrimento de su "seguridad nacional" (ver Memorandum 200, Kissinger, 1974). O sea, las élites globalistas buscan directamente, y financian con millones de dólares, el aborto y la anticoncepción. Eso de los "derechos reproductivos de la mujer" y de evitar "embarazos no deseados", simplemente deben leerse como "anticoncepción", "no concepción", "no hijos", aunque vaya contra toda lógica sobre el necesario reemplazo generacional de los pueblos y, sobre todo, contra el sabio y amoroso mandato divino: "multiplicaos y henchid la tierra".