¿POR QUÉ NOS CUESTA DECIR "NO"?

24.09.2025

Hay tantas cosas atractivas a nuestro alrededor que decir que "no", a veces nos cuesta.

A todos, nos ha pasado, que a sabiendas que tenemos que moderarnos en algún aspecto, aun así, cedemos ante la tentación y, aunque nos pasemos sólo un poco del límite, terminamos con remordimiento de conciencia.

¿Cuántas veces nos hemos dicho interiormente: "¡un gustito de vez en cuando, no nos hace mal!" … y entonces, ya gastamos de más, comemos de más o caemos en otro tipo de inclinaciones que no nos benefician. Lo grave de este asunto, es cuando se vuelve habitual.

Entonces, nos damos cuenta de que nuestra voluntad se encuentra vulnerable ante todas aquellas cosas que no necesariamente son buenas para nuestro cuerpo y nuestro espíritu.

Somos buenos para justificar nuestra falta de fuerza de voluntad, y nos mentalizamos a que no estamos tan mal, con frases como: "¿Qué tanto, es tantito?" … "¡Para eso trabajo!" … etc.

Y la templanza ¿a dónde se fue? … Vivimos en una época donde se nos olvida que esta virtud forja el carácter y contribuye a el gobierno de uno mismo.

Saber decir no, es la clave para empezar a practicar esta virtud, y en consecuencias podremos abstenernos de comer o beber de más. Ante los deleites sensuales, la castidad y el pudor se harán presente.

Y si te preguntas … ¿Qué tiene de malo disfrutar lo que el mundo ofrece?

Precisamente aquí es donde tenemos que poner mayor atención … Te habías puesto a pensar que, entre más apegos, eres menos libre. Una persona que ejercita la templanza sabrá cuáles son sus límites, comparada a otra que no lo practica. Por ejemplo: un niño que sólo come dulces y sus papás siempre lo consienten, tiene mayor probabilidad que, de grande, seguramente no sabrá moderarse al comer y beber, y presente problemas de obesidad o alcoholismo. O un joven que pasa su tiempo en sus redes sociales y tiene apego a las pantallas, seguramente no sabrá socializar y esto, a la larga, lo conduzca a otro tipo de vicio como, por ejemplo: la pornografía, por no saber mortificar su vista, o peor aún, si su fuente de información se basó en lo que vio y escuchó en las redes sociales, pues su criterio estará fundamentado quizá en falsas ideas. O alguien que por apego carnal se casa y a la larga se da cuenta que no tiene nada que ver con su pareja, eligió, pero no desde la libertad.

Por eso tan importante, saber decir "no", conocer nuestros límites y, sobre todo, saber detectar cuando algo que nos atrae es para nuestro beneficio o para nuestro perjuicio.

¡Porque nunca verás al mal con su propia careta, siempre mostrará su lado más atractivo!