GUADALUPE-PAPANTZIN

GUADALUPE-PAPANTZIN

Teponastles, tambores y chirimías se oyen a lo lejos sonar ... mientras que, en el Cerrito del Tepeyac, reluce de luces por la epifanía que se acaba de llevar allá.

Es la Madre del Cielo, que quiere a todo un pueblo llevar a los pies de su Hijo, que es el Redentor de la humanidad.

Ella aparece radiante tapando el sol con las manos en oración, dispuestas a rogar ... a Aquél que es el dueño de la vida de la tierra, del mar y, de su estrellado manto que luce en forma muy singular.

Está dispuesta a interceder por los hombres y mujeres que habitan en Tenochtitlán, la capital mexica, que sucumbió ante Hernán Cortés, hace ya diez años a Jesús que lleva en su vientre está pronto a nacer en la tierra de la princesa Papantzin, hermana de Moctezuma, que presagió la venida y la Conquista del gran imperio que ha desaparecido ya.

Papantzin fue la primera bautizada por los Padres frailes que pisaran la tierra, que ya es de la Virgen María.

Ella, después de ser la tierra arrasada, fue a un convento, el primero que se fundó en la antigua capital de los nahuatls, que ya es Aragón y Castilla, que pronto un Imperio será.

Ella murió siendo monja en olor de santidad y la primera en entrar al Cielo de esa raza peculiar, que habitaba en la tierra de la antigua Tenochtitlán.

Papantzin fue una princesa mexica, a la cual, la Reina del Cielo le pidió sus vestimentas para poder develar a los indios de las tierras de la hermana del Huey Tlatoani del Imperio que ha caído en manos extranjeras, que la han conquistado, alejando así a los demonios sangrientos que la habían asolado.

Barridos los demonios, la tierra estaba pronta a recibir a la Virgen encinta para derramar sus favores a habitantes y generaciones de descendientes que se han de fundir de conquistados y conquistadores, formando una nueva raza pendiente de la España Imperial.

Ella fue y ha sido más que la Princesa del Tepeyac pues la honran como Reina del Cielo en las naciones donde está presente con el atuendo de la princesa Papantzin tapando el sol que una vez reinó en la mexicanidad.

Esta versión de la princesa mexica la relatan varios historiadores que toman como fuente antiguas pinturas indígenas.