EN UN PAÍS CERCANO … CERCANO …

EN UN PAÍS CERCANO ... CERCANO ...

¡Hola niños y niñas! ... Hoy vamos a contar un cuento, de lo que pasó en un país ... cercano ... cercano.

Resulta que, una comarca de este cercano país, era un yermo desolado, provocado por muchas alimañas y un montón de antivalores y vicios que ahí campeaban.

La envidia, la falta de solidaridad, la antipatía, la mentira y la flojera, evitaban que se desarrollara la pequeña región.

Sus habitantes, que tenían que luchar a brazo partido con esta sarta de debilidades, día con día, decidieron levantar una alta Torre con un gran faro para iluminar la comarca y la región, y así ahuyentar el desaliento que producían los antivalores.

Reclutaron a la gente que no había perdido la esperanza y, del proyecto al hecho, ¡pusieron manos a la obra! Se reunieron varios grupos de constructores para desarrollar este proyecto ... sobresaliendo el equipo Unidad, seguido por el equipo Educar y cerrando este proyecto con el equipo Trascender.

Eligieron para tal efecto una colina que dominaba la comarca y se veía a lo lejos las tierras cercanas que le circundaban.

El proyecto, eso sí, requería edificar una alta torre con módulos, uno sobre otro para darle fortaleza, coronado por un potente faro para irradiar de luz a la región entera.

Los equipos se distribuyeron las etapas para eregir el proyecto. Primero, tenían que excavar profundo para cimentar y darle estabilidad a la torre, en la cual participaron los tres equipos.

Para cimentar profundo tuvieron que enfrentar al desaliento, que demoraba la obra y el equipo de Unidad logró preever la apatía que emergía del desaliento.

Por fin, pudieron cimentar la Torre y había que edificar los primeros niveles construidos con enormes cubos para sostener el faro ... pero la obra se enfrentó de nuevo con la envidia que socavaba el avance de la obra ... con argumentos como:

¡¿Para qué va a servir?! ... ¡¿No tenemos ya demasiados problemas?! ... ¡Y en eso ... Se venía abajo el nivel ya construido! ... Tuvo que sobreponerse, niños y niñas, ... eligiendo frases y cantos alegres para ahuyentar a la tristeza que había invadido.

Y echando mano alegre y con firmeza pudieron anclar el primer nivel del faro. Luego vino el segundo nivel, que albergaría las oficinas de planeación de la nueva ciudad de la Alegría, que habían previsto para ahuyentar la tristeza y la melancolía ... pero, al edificar el piso, ... vinieron del páramo desierto multitud de alimañas para desbaratar la obra, mandados por el desaliento y la cobardía.

El equipo Educar volvió a la lid repartiendo conocimiento y razones para vencer a los opositores y de esta forma darle aliento y valor al nivel de la Alegría y expulsar los bichos que malograban la encomienda.

Por fin, el tercer cubo, uno antes del poderoso faro, y al igual que las primeras, al anclar el cubo que albergaría las oficinas de la Prosperidad, brincan por doquier los expulsados bichos, que se unieron en varios frutos para atacar la torre.

En este nivel fue la batalla final: la Fe, la Esperanza y la Caridad, que emanaban de los equipos sin igual, se enfrentaron a todos los pretextos que enarbolaban herramientas para demoler la Torre ... Por fin, la Confianza, que surge del Valor derrotó a todos los pretextos y los sepultó muy profundo, muy por debajo de los cimientos.

Y por fin, pudieron elevar el faro al cuarto nivel de la Torre que lucía soberbia al atardecer. Al encender el faro, inundó de luz la comarca y la región, y ahuyentó a los antivalores, enemigos del Orden y la Luz.

La comarca desarrolló aceleradamente por doquier, y ahora, el faro iluminaba la región que, movida por la Esperanza inundaba de valor, decisión y éxito todas las empresas.

Es así, niños y niñas, como las buenas intenciones son el cimiento de los Valores que sostienen el faro de la Esperanza en el mañana.