EL VALOR

EL VALOR

En esta aportación vamos a reflexionar sobre el valor, no aquél que engendra las virtudes del hombre, sino, aquél que deja la subjetividad y se transforma en un valor objetivo; es decir, no se basa en la hermenéutica de los temas axiológicos … Por el contrario, es aquél que expresa la fuerza surgida de la voluntad, la convicción y la destreza física.

Este valor es contrario al miedo y que se manifiesta en la Historia como las gestas de los valientes. Es Perseo, Odiseo, Alejandro, Julio César, Ramsés el Grande … En fin, es el valor de los héroes.

¡El héroe no nace, pero, sí se hace! … más bien, se forma … Es el resultado de una mente fresca, con cierta ingenuidad y una fuerte determinación; y, donde se cultivó la voluntad a la par del músculo.

Los héroes no pierden en la madurez el ímpetu del adolescente, siguen teniendo una mente ávida de aventuras, pero, con la fuerza de la convicción de las ideas que han formado y transformado su cuerpo e intelecto.

El valor lo encontramos en el curso de la Historia a sus obras se les ha denominado proezas … El común denominador de los héroes es su formación. En Occidente, el cristianismo es el héroe y sus proezas. En el Oriente hay muchas crónicas e historias de hechos inverosímiles mezclados con la mitología, pero cuando indagamos bien, y profundizamos, encontramos al ente histórico: ese hombre o mujer despejado de la imaginación de sus adeptos, es una persona real que sobresalió por su valor.

Por lo general, esta cualidad de algunos va en relación de su generosidad, al arriesgar su vida por el bien de la comunidad.

El héroe casi siempre perece en el clímax de su acción … pero al morir surge el héroe transfigurado por la Historia.

Este fenómeno ocurre … porque casi siempre los hombres viven agradecidos con aquel que sobresalió por su valor y lo puso al servicio de su pueblo ... Con los años y al pasar el tiempo, su figura se agiganta y todo lo bueno que le pasa al pueblo se le atribuye al valor del héroe y así, año con año, nos encontramos lo extraordinario de su hazaña y la pérdida de su perfil histórico.

Es el caso de Odiseo o de Aquiles, éstos fueron, sin duda alguna, héroes de carne y hueso … pero los conocemos ya glorificados por la poesía … O de Roldán y sus doce pares de Francia, del mismísimo, Don Rodrigo Díaz de Vivar, que entró al panteón de los héroes como El Cid Campeador.

Sabemos de ellos que, antes de entrar al verso o al romance, fueron hombres esforzados y valientes, que dieron su vida por su nación y las generaciones posteriores le rinden homenaje al héroe, no al hombre histórico.

El valor fue y es la escala al Olimpo, al Valhalla, al Eliseo o al Mictlán … si no, véase a Quetzalcóatl, a Ilyá Múromets en Rusia, o a Odín en los pueblos nórdicos.

Por eso, el valor humano, se ha trasformado también en un valor moral, ético o deportivo … Las hazañas surgen del valor previamente sembrado por anteriores generaciones … Un debilucho, jamás será un ente de valor …

¡Ármate de valor! Y sé el héroe que requieren estos tiempos … para superar la indolencia, la apatía y la mediocridad.