¡EL TRIUNFO DE LA VIDA!

¡EL TRIUNFO DE LA VIDA!


El mes de Mayo es el inicio de la Primavera. En la Grecia y Roma Clásicas, ya se celebraba la llegada de la Primavera y la Iglesia Católica quiso darle un sentido cristiano a este mes y en esta estación.

¿Por qué Mayo es el Mes de María?

Aparte de esta tradición tan antigua, quisiera dedicarle estos 30 días a la Virgen María por ser la Mujer única en toda la historia de la humanidad a la que Dios le permitió nacer sin pecado original... Dios no podía hacer por menos en esta Mujer, por haberla escogido para ser Madre del Redentor. Jesús dijo: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida". Con Su Resurrección triunfó sobre la muerte y le dio sentido a la vida.

Quedó en el recuerdo de los pueblos Flora y Artemisa, para dejar el campo florido de la Primavera como un homenaje a María, la Virgen Santísima, que le dio Cuerpo y Sangre a la Segunda Persona de la Trinidad, al Verbo Eterno, a Dios mismo. Por eso, Dios no pudo hacer menos por Quien sería Madre de Dios, que dentro de sus atributos es la de ser Casta, Pura, Devota, Humilde, Sencilla, Generosa, Abnegada, Caritativa y Amorosa; y podemos extendernos hasta el infinito en cualidades, virtudes y atributos para resaltar a la Madre de Dios.

Todo el calendario litúrgico nos recuerda a María Santísima; como Madre de la Iglesia, el 1° de junio, Madre de los Pastores y de los fieles, y por primera vez, en 2018 se celebró la memoria de la Santísima Virgen María Madre de la Iglesia, cuya fecha fue establecida el lunes siguiente a la Fiesta de Pentecostés, por formar con Cristo un solo Cuerpo Místico.

Cuando la Iglesia define dogmas, ejerce plenamente la autoridad que tiene de Cristo y éstos son luces en el camino de nuestra Fe, lo ilumina con seguridad. El Papa cuando habla "ex cáthedra"

, en unión con el Magisterio de la Iglesia, define dogmas y los fieles cristianos se obligan a una adhesión irrevocable de la Fe, contenida en la Revelación Divina y está conforme no sólo con la Tradición Apostólica, sino también al culto y a la devoción de la Iglesia Católica. Estos Dogmas nos ayudan a comprender mejor su esencia, su propia naturaleza, lo que la caracteriza y la hace única.

Los Dogmas con respecto a la Santísima Virgen María son:

  • La Maternidad Divina de María (Concilio de Éfeso, 431 d.C.).
  • La Perpetua Virginidad de María (proclamado por el Papa Martin, 649 d.C.).
  • La Inmaculada Concepción de María (proclamado por el Papa Pío IX, 8 de diciembre de 1854).
  • La Asunción a los Cielos de María (Proclamado por el Papa Pío XII, 1 de noviembre de 1950).

Entre las virtudes que debemos de aprender de María y como Modelo de la Iglesia, están el Amor ardiente de María a Dios. Esta virtud es la que principalmente hemos de imitar, observando los Mandamientos, huyendo del pecado mortal y evitando caer en el pecado venial.

Otras virtudes que debemos imitar de María Santísima son:

La Humildad que nos enseña a reconocer nuestra pequeñez en la presencia de Dios y a moderar el apetito desordenado de la propia excelencia, y a remover la soberbia y la vanagloria que obstaculizan la Gracia.

La Fe y aceptación de la Palabra y de la Voluntad Divina pues la Virgen María fue un Modelo de Fe. Así, nosotros, para nuestra salvación, hemos de prestar obediencia al Don divino de la Fe.

La Obediencia generosa, que en la Humilde Doncella se manifestó como la virtud por la que uno se somete voluntariamente a los Mandamientos divinos y evitar conducirse por sí mismos.

La Sabiduría Reflexiva de María, porque es el amor al silencio y a la reflexión profunda para conservar el precioso tesoro de la Gracia.

La Piedad. Ella adoraba al Señor en espíritu y verdad; le adoraba y glorificaba con los sentimientos del más profundo respeto.

La Paciencia y Fortaleza en el dolor pues nos dio un gran ejemplo afrontando las penalidades de la vida, en el cumplimiento del plan divino.

La Pobreza y Confianza en el Señor pues entendió hasta su máxima consecuencia aquellas palabras de Jesús: "Si quieres ser perfecto, vende lo que tienes y sígueme". María se entregó sin reservas a la pobreza en el plan de Dios y esto la hizo plenamente rica.

La Esperanza, por confiar en el auxilio del Cielo, y que puso en práctica toda su vida, cuyo fundamento es la Bondad divina.

Podríamos enumerar más, pero bastan éstas para comprender el inmenso caudal de Sabiduría escondido tras la figura de María, a la cual veneramos en sus múltiples advocaciones, que responden al amor y temperamento de cada pueblo. Por ejemplo:

En Alemania, a Nuestra Señora Shoenstatt; en Argentina, Nuestra Señora de Itati y Nuestra Señora de Luján, la Virgen del Carmen de Cuyo o Nuestra Señora del Rosario de San Nicolás de Banneaux; en Bolivia, Nuestra Señora de Copacabana, la Purísima Virgen de Catoca o la Vigen de Urkupiña; en Bosnia Herzegovina, Nuestra Señora de la Paz en Medjugorje; en Brasil, Nuestra Señora de la Concepción de Aparecida o María Santísima de la Esperanza Macarena; en Canadá, Notre Dame du Cap; en Chile, Nuestra Señora de Andacallo y Nuestra Señora de Carlampugen; en Colombia, la Virgen de Chiquinquirá, Nuestra Señora de Asunción de Papayán, Nuestra Señora de las Lajas, Nuestra Señora del Rosario del Palmar; en Costa Rica, Nuestra Señora de los Ángeles; en Cuba, Nuestra Señora Regla y Nuestra Señora de la Caridad del Cobre; en Ecuador, Nuestra Señora de la Presentación del Quinche, etc., etc., etc. Y así, cada país, cada región y pueblos de Europa, América y del mundo entero, tienen una advocación que reúnen los atributos y virtudes de la Santísima Virgen María, siendo Su Imagen, una Fiesta y celebración que se identifican con los lugares, costumbres, circunstancias históricas o geográficas en las que se le rinde culto de múltiples maneras.

La Iglesia Católica conmemora las distintas advocaciones de la Virgen a lo largo del año... pero Mayo es, por así decirlo, el mes de la Virgen por excelencia, en el Hemisferio Norte, mientras que en el Sur, se celebra en noviembre y parte de diciembre... ¡para celebrar el triunfo de la Vida!

SAPIENTIA LDI

EDITORIAL