EL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

EL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Sin duda, es octubre el mes pletórico de memorias, tanto religiosas como nacionales. Acaba de pasar el día 15, celebrando la festividad de Santa Teresa de Jesús, la santa española que llevó la oración hasta el lindero de su Majestad, creando la escuela mística más popular de la Cristiandad, junto a San Juan de la Cruz. Ambas reformaron el Carmelo y lo convirtieron en una escuela de oración.

¡Vivo, sin vivir en mí

y, tan alta vida espero,

que muero, porque no muero!

Este fragmento de uno de sus poemas místicos, es la divisa de un amor por su Divino Esposo.

Eso fue ante ayer, pero hoy, 17 de octubre, se conmemora a otra gran mística, Santa Margarita María Alacoque, la mensajera del Sagrado Corazón, que nació un 22 de julio de 1647 en Verosvres, Francia. De niña padeció una enfermedad que la inmovilizó durante 4 años y se curó milagrosamente, por la intercesión de la Virgen María.

En 1671, cumplió el sueño que tanto deseaba: formar parte de la Orden de las Visitandinas. Es conocida por haber recibido las apariciones de Jesucristo. El 27 de diciembre de 1673, fue la primera aparición de Jesús y quien le confió la misión de difundir la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, insistiendo en prácticas como la Comunión de los primeros viernes de mes y la celebración de una fiesta en honor del Sagrado Corazón.

Inicialmente, sus visiones enfrentaron el escepticismo de algunos, pero encontró apoyo en su director espiritual: San Claudio de la Colombiére. Su perseverancia y su fe, contribuyeron de manera vital a la difusión de la devoción del Sagrado Corazón en la Iglesia Católica.

El impacto de las apariciones del Sagrado Corazón de Jesús en el alma de Santa Margarita fue profundo y transformador, marcando su vida con un sello de amor, sufrimiento reparador y una misión ineludible.

En la primera gran revelación, Jesús le pidió su corazón y lo colocó en el Suyo, ardiente como un horno; luego le devolvió el suyo como una llama encendida, asegurándole que el ardor de ese amor jamás se extinguiría. Esto no fue sólo una visión, sino una transformación interior radical que la convirtió en una víctima de Su amor. Ella misma narra como el Señor la hacía reposar en su "Pecho Divino" para revelarle todas las maravillas de su amor y los secretos inexplicables de Su Corazón Sagrado.

Las visiones no sólo trajeron consuelo, sino una dolorosa y heroica vocación, la de "Apóstol de la reparación por la ingratitud humana". Le mostró su Sagrado Corazón abrazado de amor por los hombres, pero tratado con irreverencia, frialdad e ingratitud. Jesucristo, le advirtió que sería marcada con la Sangre de su Cruz, que la traería más humillaciones que consuelos.

Las revelaciones se convirtieron en su principal escuela de santidad, donde Jesús la instruyó sobre la verdadera vida religiosa.

El Señor la eligió, a pesar de su abismo de indignidad e ignorancia. En el último periodo de su vida, fue elegida Maestra de novicias y tuvo el consuelo de ver difundida la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Murió un 17 de octubre, a los 43 años, y en marzo de 1824, el Papa León XII la proclamó Venerable y el 18 de septiembre de 1864, el Papa Pío XI la declara Beata, y por fin, fue incluida en la nómina de los Santos por Benedicto XV, el 13 de mayo de 1920.

¡Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío!